Hace unas semanas conocimos a
través de los medios de comunicación provinciales la noticia de que la empresa MERCADONA S.A. había
inaugurado una nueva sede en la localidad de Peñarroya-Pueblonuevo tras 6 meses
de obras.
Quienes se han acercado a las
nuevas instalaciones han podido comprobar que a la ya habitual y calidad de sus productos en
relación a su precio, se le ha sumado un
edificio moderno, más céntrico, más amplio, con un aparcamiento con más
capacidad y según reza en la información de los reportajes, más inteligente y eficiente.
Sobra también decir que la actuación realizada también ha sido más cara que la
que le precedió en la calle Romero Robledo del municipio.
Vaya por adelantado como ciudadanos y como clientes, nuestro agradecimiento por haber realizado tamaña y poco habitual inversión en una zona, la nuestra, aquejada históricamente de servicios, lo cual no deja un acto de valentía.
La Vía Verde ha cambiado la forma en que nos movemos en nuestro espacio urbano e interrurbano Mercadona debería adaptar sus instalaciones a un nuevo modelo de movilidad que ha venido para quedarse |
No obstante, como colectivo de vías verdes (y patrimonio industrial, pero ahora no viene a cuento) que se dedica al reciclaje (reutilización de vías verdes abandonadas como rutas ecoturísticas) y al fomento de la movilidad sostenible desde el origen y como base del estilo de vida de nuestra sociedad (utilización de medios de transporte no contaminantes, especialmente la bicicleta) lamentamos manifestar nuestra decepción por no haber encontrado una sola plaza de aparcamiento (dos hubiera sido mucho pedir) habilitada para el estacionamiento de bicicletas, a la postre el vehículo universal y por excelencia menos contaminante de todos. En nuestra opinión, no parece muy coherente enviar un mensaje de sostenibilidad a los usuarios (puntos de recarga de coches eléctricos, ahorro de un 40% de luz en sus instalaciones, reparto de imanes con consejos de reciclaje) y “vender” el mencionado supermercado como ejemplo de ahorro energético cuando saben, y todos sabemos, o deberíamos saber, que la auténtica eficiencia de la economía pasa por fomentar y facilitar el uso de los pedales entre los clientes que viven a de menos de 10 km del punto de consumo o trabajo habitual.
Aparcamiento para bicicletas en el Lidl de Calpe |
Evidentemente, sería de cretinos responsabilizar a Mercadona S.A. el no haber
cambiado hábitos de movilidad de los españoles desde la aparición del 600
(hasta esa fecha nuestros antepasados usaban la bicicleta en masa porque no tenían
pasta para comprarse un coche, que todo hay que decirlo). Sin embargo, si les
es achacable a sus gestores el no sumarse al cambio en favor de
la movilidad verde que en la última década y especialmente
después de la pandemia, se ha dado en nuestra sociedad y por consiguiente, en
la peñarriblense.
Las grandes cadenas de
alimentación y rivales de la primera como ALDI o Lidl llevan décadas con esta política de adaptación y promoción del cliente ciclista o ciclista cliente, especie cada
vez más numerosa en España y lógicamente
en el centroeuropa, donde se radican sus sedes.
Por otra parte, no somos ingenuos y
también sabemos que la ausencia de estos
espacios en este nuevo centro no ha sido un despiste, sino que es
intencional, es decir, que forma parte de una política empresarial guiada por criterios
de rentabilidad en los que el vehículo a motor es o debe ser el
protagonista, ya que una mayor capacidad
de carga (de productos y de personas) incide en un mayor consumo y por tanto en
un mayor beneficio para la compañía.
Jaula para bicicletas en un parking subterráneo parecido al que existe en el Mercadona de Peñarroya-Pueblonuevo |
Por tanto, consideramos que vincular el ahorro energético de un local o dar la opción de recargar un coche con electricidad producida con combustible fósil (aunque hayamos cerrado las centrales térmicas autóctonas seguimos siendo un país importador de electricidad sucia) con la conservación del medio ambiente sin reservar un espacio para ciclistas es, cuando menos, atrevido. Verdaderamente, existen mejores y más duraderas medidas de ahorro energético que pasan por gastar menos dinero en edificios inteligentes y más en implicar a la sociedad que consume sus productos en el ahorro energético. Lo que ocurre es que no quieren aplicarlas por los motivos legítimos pero no tan poco edificantes como los arriba expuestos. Y es que decir la verdad a la gente nunca fue el punto fuerte de las grandes corporaciones.
Por lo tanto, asumiendo que no vamos a cambiar nada con este comentario, entre otras motivos porque de lo contrario ya lo hubieran hecho (son más inteligentes y listos que nosotros, para eso son unas de las primeras empresas del país) lo que si les pedimos, al menos, es que no jueguen con la inteligencia de quienes compramos en su establecimiento con eslóganes de eficiencia. La modernidad de la que hablan no siempre tiene que ver con la inversión en tecnología sino con algo tan sencillo como cambiar la forma en que nos desplazamos a sus supermercados y si no en dar cabida a nuevos y auténticamente eficientes medios de movilidad.
Cuando quieren, pueden. Mercadona de Isla Cristina (Huelva) con aparcamiento para bicicletas ¿Por qué ellos si y nosotros no? |
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