Lo cierto
es que en las últimas temporadas pusieron en televisión un programa ciertamente
distinto, que demuestra que en España la gente joven sigue haciendo música muy
variada y de una calidad excepcional. Se trata de “Un País para escucharlo”,
que ponían en “La 2”. Con Ariel Roth como anfitrión, cada semana visitaba una o
varias provincias mostrando a sus mejores exponentes (estos programas pueden
verse en Televisión a la Carta de TVE).
Pues bien,
en el programa dedicado a las islas Canarias me sorprendió una extraña
estructura situada en Tenerife. Se trataba de un enorme depósito para almacenar combustible, de los muchos que hay en las refinerías de
petróleo. Aparentemente era solo eso, pero poco a poco te vas dando cuenta de
que sí, que era un gran depósito, reconvertido en espacio cultural de
vanguardia. Tan genial y tan simple como eso.
Espacio cultural El Tanque 69 (foto de elbaifoilustrado.com) |
Indagando
en internet, pude averiguar que se trata de un nuevo espacio cultural, “El
Tanque 69”, un gran bidón de 50 metros de diámetro y 20 de altura, que sirvió
para almacenar petróleo en la Refinería de CEPSA de Santa Cruz de Tenerife,
construida en 1930, y que fue declarado bien de interés cultural, en la
categoría de monumento histórico, en 2014. Es el último testigo de aquel
espacio industrial, que pudo salvarse para un nuevo uso cultural tras una
mínima intervención, con la incorporación de materiales de desguace.
Como es
fácil suponer, algunos colectivos ciudadanos están solicitando su derribo (en
todas partes cuecen habas).
Interior de El Tanque 69 (foto de comunicae.es) |
Es solo
un ejemplo, pero son muchos los edificios y estructuras industriales de todo
tipo que se van reciclando en espacios culturales. Ya denunciamos aquí hace
unos años el desmantelamiento de los silos de mineral de Almería (el
Toblerone), aunque parece que en otros lugares sí se están haciendo
interesantes intervenciones para la protección del patrimonio industrial, tales
como la fábrica de vidrio La Trinidad, en Sevilla; la biblioteca de los
depósitos de agua, en Albacete; el Palacio de Congresos en el edificio de la
térmica de la SMMP en Puertollano; el Teatro García Lorca en la antigua fábrica
de harinas de Getafe, o las naves del Matadero de Madrid.
Pero
quiero quedarme una de las últimas, la reconversión en un teatro del vestíbulo
de la Estación del Norte (Madrid).
Desde
hace años daba mucha pena pasar por delante de esta espectacular estación y ver
su lamentable estado. Si la estación de Atocha fue debidamente restaurada y
reconvertida en el centro neurálgico de la red de alta velocidad, la otra gran
estación de Madrid, la del Norte (o Príncipe Pío) fue abandonándose poco a
poco. Siguió prestando servicio a los trenes de cercanías y los antiguos andenes
fueron reconvertidos en un coqueto centro comercial que conservaba su
arquitectura ferroviaria. Pero el vestíbulo y la fachada principal fueron
deteriorándose y los “artistas urbanos” hicieron de las suyas con pintadas y
grafitis hasta en las cúpulas del tejado (me resulta muy difícil establecer
dónde está el límite entre arte urbano y gamberrismo).
Vestíbulo y fachada de la Estación del Norte, ya rehabilitada (foto de esmadrid.com) |
Después
de 24 años de abandono, en 2017 se inició la reconversión de este gran edificio
en un espacio multicultural con teatro, restaurantes, salas de exposiciones y
conciertos, escuela de actores, etc.
Aunque
las obras no han acabado totalmente, ya está en uso el teatro (con un aforo de
1100 espectadores como teatro y 2.500 como sala de conciertos). También están
rehabilitadas y visitables su escalera de corte imperial, los antiguos
ascensores, sus lámparas originales, las taquillas, y se pueden ver elementos
decorativos como escudos, balaustradas o cornisas exteriores. Se ha rehabilitado también la sala de autoridades, una
pequeña capilla utilizada por Alfonso XII o Francisco Franco para rezar
mientras esperaban el tren.
Teatro de la Estación del Norte. Puede verse la estructura del techo del vestíbulo. (foto de madridiario.es) |
Queda pendiente la restauración de la
planta del sótano, para convertirla en una sala para música electrónica, y las
torres de Levante y Poniente. La de Poniente se dedicará a la gastronomía
y la de Levante será un mirador de 360º con vistas al Palacio Real y la
Sierra de Madrid.
Aunque su uso estaba previsto para el
pasado 1 de marzo y su inauguración oficial el 4 de abril, la pandemia obligó a
modificarlo todo y, para cerrar el círculo, volviendo al tema musical, el día
que se inaugure el teatro lo hará con dos musicales, primero A Chorus
Line, y después, la nueva versión de We will rock you, el
espectáculo sobre Queen.
Quien guste de asistir a musicales de este
tipo, que se recree visitando no solo el teatro, sino toda la estación. Merece
la pena.
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