lunes, 27 de enero de 2025

LA FRANCIA QUE VUELVE A PEÑARROYA-PUEBLONUEVO

 

Es una historia más o menos aceptada con sus matices que el último trabajador francés abandonó Peñarroya-Pueblonuevo en 1968. Y es que el grupo  de técnicos que trajo la empresa francesa era una comunidad nómada, bien pagada, bien tratada por la compañía y que aceptaba de buen grado por lo general  el traslado a otros cercos ubicados en media Francia,  Europa y parte del extranjero. Tan sólo unos pocos  ingenieros galos tras su jubilación eligieron  quedarse  en su pueblo de acogida para pasar los últimos días de su vida. El cementerio francés da fe de esta circunstancia.

Así, desde los años 70 del pasado siglo, era poco habitual  la visita del personal técnico francés al pueblo en el que se invirtieron  los mejores años de su vida  como también escasos los recuerdos que dejaron. Posteriormente, tras su marcha los propios habitantes de Peñarroya-Pueblonuevo, con algunas loables excepciones,   fueron borrando  más por indiferencia que por odio la huella francesa en las décadas sucesivas. Sólo basta  observar  el estado de conservación actual del Cerco Industrial y del barrio francés como prueba de cargo para  explicarlo.

En los últimos tiempos, la sociedad peñarriblense ha empezado a mirar en ese baúl de su historia, ya casi vacío por el expolio y el olvido. Se ha recuperado el cementerio francés, se están restaurando patrimonio mueble en la localidad como los relojes Paul Garnier y existen  intentos institucionales de recuperación y protección  del Cerco  Industrial.

A esta ofensiva conservacionista  se ha sumado en fechas recientes el desaparecido ingeniero francés Rolando Bretón, muy aficionado la fotografía, que antes de su fallecimiento dio instrucciones a sus descendientes para que donara  a esta localidad  el archivo fotográfico personal que elaboró durante su estancia en Peñarroya-Pueblonuevo. El mencionado archivo  permitió el conocimiento de numerosos procesos industriales de la SMMP, los usos y costumbres del personal técnico y la fraternal relación con  los empleados peñarriblenses. 


 

Fue su hijo Philippe, militar de alto rango hoy jubilado  y que viviera en Peñarroya-Pueblonuevo hasta los 17 años, quien  ya entrado en la ochentena  cumplió la voluntad de su padre al entregar al Ayuntamiento toda aquella interesantísima  información gráfica al Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo en plena pandemia junto a dos cuadros pintados por una importante artista francesa, uno del interior de un chalet francés en el que vivían y otro del cerco humeante. Actualmente dicha colección representa el mejor archivo fotográfico que se conserva hoy sobre el  Cerco Industrial.

Este proceso de donación ha ido desembocando en una relación de amistad  con la archivera de la Asociación La Maquinilla Pauli Dueñas que a su vez ha fructificado en la visita de Philippe  a Peñarroya-Pueblonuevo en varias ocasiones y en la organización de una exposición museográfica de todo  el material donado en 2023.

En la actualidad, Philippe Bretón, cual Astérix,  se siente un francés emigrante al igual que  muchos peñarriblenses,  tiene su corazón en  Peñarroya-Pueblonuevo,  sigue con interés todo lo que acontece en lo que considera su pueblo,  está al día  los trabajos de recuperación que se llevan a cabo en el patrimonio galo de la localidad  y continúa colaborando con la recuperación de la memoria  etnográfica de sus compatriotas.

Cuadro del Cerco industrial donado por la  familia Bretón  al Ayto. de Peñarroya-Pueblonuevo

Como prueba de este compromiso en  fechas recientes ha entregado a La Maquinilla  una peana de hierro forjado  con botijo  diseñada por su padre Roland y  fabricada por los trabajadores de los talleres generales del Cerco. Soporte y botijo serán  expuestos en el museo etnográfico que estamos construyendo en la  Estación de Peñarroya.

Queremos significar que este objeto, como el resto de la colección donada formaba parte del ajuar de la familia Breton, por lo que tiene un valor sentimental incalculable. Es por ello que La Maquinilla  quiere dar las gracias a nuestro ilustre vecino francés Philippe Breton por  este noble gesto que contribuye a un mejor conocimiento del estilo de vida de los  franceses que hace más de un siglo   transformaron el   territorio en el que hoy vivimos.

Donaciones como la presente deben animar a  peñarriblenses y a  belmezanas que absurdamente  guardan  objetos relacionados con la vida cotidiana, el trabajo, los  usos y costumbres trabajadores de la industria del Guadiato  a entregarlos  a instituciones filantrópicas que velan por su conservación y difusión so pena ser puestos a la venta  en  Wallapop o o tirados al punto limpio  más cercano por parte de nuestros posibles herederos en un futuro no tan lejano.


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