Placa de la máquina protagonista de este reportaje donada a la Asociación La Maquinilla por el ingeniero peñarriblense Daniel González. |
Los aprendices de arqueólogo que publicamos y seguimos esta página sabemos lo difícil que resulta encontrar patrimonio industrial y/o vestigios relacionados con la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya en la actualidad. El coleccionismo expoliador que va unido a la propia existencia humana desde siempre, el extraordinario valor económico que tiene este patrimonio para la voraz industria del hierro o del acero, la sustitución de estos ingenios por otros más eficientes por unas compañías siempre inmersas en un inacabable proceso de innovación tecnológica, todo ello unido al paso del tiempo, hacen que sea más sencillo encontrar tecnología prehistórica, ibera o romana que aquella construida por la SMMP en el siglo XIX o el siglo XX.
No obstante, el espíritu aventurero y curioso de algunos de nuestros vecinos demuestra que quizá no queda tan poco de aquella época como dice el discurso oficial sino que tal vez lo que ha faltado ha sido interés en la búsqueda o saber dónde mirar. Valgan como ejemplo los post de los últimos meses sobre la viajera de la SMMP o la torre de perdigones de del barrio de La Macarena en Sevilla para demostrar cuán cierta es esta afirmación.
Panorámica de la fábrica de cementos de Córdoba |
Así, en fechas recientes el ingeniero de minas peñarriblense y socio de La Maquinilla Daniel González ha querido compartir con nosotros que una parte de la tecnología que aún continúa activa en la antigua fábrica de cementos ASLAND de la ciudad de Córdoba, y cuya propietaria actual es el grupo brasileño Votorantim, fue diseñada, construida y ensamblada por los trabajadores de los Talleres Generales de la SMMP en el Cerco Industrial. Concretamente se trata de un dispositivo separador de polvo y ensacado construido en 1965. Se trata de un filtro para el refino del cemento en la última fase de producción y su posterior envasado en sacos de papel.
A modo de recordatorio aclaramos que tras la creación de ENCASUR por el régimen franquista la presencia de la SMMP en el Cerco Industrial de Peñarroya entre 1961 y 1972 se redujo al aprovechamiento de las fundiciones de plomo y plata y los Talleres Generales. Ante la falta de carga de trabajo derivada de la industria minera estos talleres diversificaron su actividad fabricando maquinaria y depósitos para cementeras, bodegas de vino, aceiteras y fábricas de cervezas bajo licencia de importantes patentes internacionales.
En el caso concreto del filtro protagonista de esta entrada añadimos que fue construido bajo la licencia norteamericana Prat-Daniel y que, por lo que se deduce de su placa de identificación, se construyeron hasta esa fecha 16 unidades. Por lo tanto, es fácil inferir que, al igual que el de Córdoba, continúen en funcionamiento otros filtros instalados en cementeras de Andalucía y España.
Depósitos fabricados en los Talleres Generales del Cerco en los años 60 del siglo XX |
Otras conclusiones que se extraen de este hallazgo son, por un lado, que los trabajos que se desarrollaban en los talleres generales del Cerco eran de gran calidad (de lo contrario se hubieran estropeado antes por lógico envejecimiento de los materiales) y, por otro lado, que tales artefactos eran avanzados tecnológicamente en tanto que si no lo fueran ya habrían sido sustituidos por alguna de las empresas concesionarias de la planta. En la actualidad el filtro funciona perfectamente y nada indica que vaya a dejar de funcionar
Entendemos que algunos de los lectores de este reportaje, los que hayan llegado leyendo hasta este párrafo sin abandonar, puedan acusarnos de nostálgicos o de mitómanos. Nada más lejos de la realidad. Si hoy sacamos a relucir esta información es para evidenciar que cada vez existen más personas en Peñarroya-Pueblonuevo preocupadas por su historia y para demostrar el valor que tiene recuperar el Cerco de Peñarroya como pieza clave para entender la industria en nuestro país.
Es deber de todo ciudadano conocer el pasado del entorno en el que vive, pero, sobre todo, está obligado a defenderlo y reivindicarlo, especialmente si vive en Peñarroya-Pueblonuevo, un municipio que ha tenido y sigue teniendo una relación complicada con su pasado. Esta es la razón por la que el testimonio de Daniel González tiene tanto valor: genera autoestima y respeto de los demás hacia lo que uno tiene, sin penas, sin lamentos. Gracias, Daniel, por tu ejemplo y por ayudarnos a desvelar otra importante parte de nuestro legado industrial.
Detalle del plano de la máquina diseñado en el taller de delineación de los Talleres Generales del Cerco |
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