En los últimos años el colectivo de La Maquinilla ha constatado el interés creciente de los docentes y las familias peñarriblenses por el Patrimonio Industrial del municipio. Evidentemente no existen datos ni estudios que puedan aseverarlo, pero la elevada participación en los dos cursos de Patrimonio Industrial organizados por el CEP, que es de carácter voluntario, las numerosas visitas de colegios al Cerco y a la Vía Verde de La Maquinilla, a veces contando con nosotros como guía, o la masiva presencia de alumnado de las cinco instituciones educativas locales en diversos concursos y actividades de carácter municipal relacionadas con esta temática, con algunas excepciones, ponen de manifiesto el salto de madurez que la sociedad peñarriblense ha dado en cuanto a su autoestima y su identidad.
Actualmente, la nueva situación generada dice mucho del trabajo realizado por todos los colectivos patrimoniales de la localidad entre los que se encuentra el nuestro y, por supuesto, de los docentes sin los cuales nada de este cambio hubiera sido posible. El cambio ha sido tan grande que la mayoría de estas instituciones educativas ya eligen autónomamente su camino hacia la educación en el patrimonio industrial local, lo cual, lejos de ser un punto de preocupación, debe ser una buena noticia.
El último ejemplo de este cambio viene del Colegio Alfredo Gil que con motivo de la reciente declaración BIC para el Cerco Industrial y diversos elementos arquitectónicos y mineros de la comarca ha decidido organizar durante los días 20, 21, 22 y 23 de Marzo una exposición sobre patrimonio del municipio dentro del marco educativo que ofrece el programa "Vivir y sentir el Patrimonio", patrocinado por la Junta de Andalucía. Como apoyo a la iniciativa popular de restauración de la chimenea de la fábrica de papel ha decidido colocar una hucha para que aquel que voluntariamente desee hacerlo pueda contribuir con esta noble causa.
Desde este medio de comunicación felicitamos al Colegio Alfredo Gil por la organización de este evento, por su preocupación constante por la educación patrimonial de sus alumnos desde hace años y a la que hay que sumar ahora la educación en valores ciudadanos, por medio de la colocación de esta hucha.
La chimenea de la fábrica de papel no es un simple objeto en el paisaje. A través de ella estamos midiendo la voluntad de un pueblo que lucha por primera vez en su corta historia por la recuperación de sus señas de identidad. No sabemos verdaderamente si lograremos el objetivo o si la hucha que con tanta ilusión han colocado estos niños y profesores en la exposición llegará a llenarse. Lo que si está quedando claro con éste y otros gestos es que las chimeneas ya ocupan un lugar preferente en el imaginario colectivo de esta localidad.
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