Es impresionante el interés no sólo a nivel histórico sino desde el punto
de vista social que despiertan los
últimos seres que estuvieron, poblaron, habitaron, guerrearon, resistieron o
vivieron en un lugar o en un momento concreto de la historia. Así, el imaginario de numerosos países del mundo
está salpicado por alusiones a los
protagonistas terminales de cualquier
acontecimiento. En nuestra memoria hay un hueco guardado para la orquesta
anónima del Titanic que amenizaban
con su música los últimos momentos de la tragedia,
por hablar de las historia en pequeño, o para los últimos habitantes de Chernóbil que
apresuradamente abandonaron la ciudad modelo de la propaganda soviética, por
hablar de la historia en grande ¿Y qué me dicen de los últimos de Filipinas?
Esos soldados españoles que soportaron estoicamente un asedio de casi un año y que sólo entregaron
la plaza con la firma del armisticio entre España y Estados Unidos.
Verdaderamente, nadie se acuerda de los obreros la Harland and Wolf, del año en
que empezó a funcionar la Central Nuclear Ucraniana ni tampoco de los miles de
soldados que mantuvieron el control de esta colonia asiática durante los 4
siglos de ocupación hispana. Admitámoslo, la memoria humana es capaz de
recordar algunos comienzos, pero, por encima de todo, retiene los finales. Y
mucho menos los “durantes”. Nuestros
especialistas en marketing político, a los que todos convenimos en llamar políticos
a secas, entienden mucho de este maquiavélico funcionamiento de la mente
humana, y lo usan contra la gente, para ganar elecciones y cosas así.
Y es que los últimos protagonistas de una
historia hablan, por un lado, del fin de
una era irrepetible, entendida normalmente en sentido positivo (lógicamente es
un supuesto falso, que le pregunten a los que vivieron cualquiera de los hechos
arriba planteados) y, por otro lado, de la fortuna de haber
sobrevivido a o vivido una época diferente y lógicamente mejor que la siguiente o
la actual. Tal vez sea por todo esto por lo que hablamos de ellos con una
mezcla de admiración, respeto, cariño o,
simplemente, les recordamos. Que ya es mucho en esta sociedad de la desmemoria.
Hay últimos en todos los lados. En los pueblos hay todavía más, especialmente si son
pequeños, por aquello de la despoblación: el último herrero, el último pastor,
el último artesano, el último minero, el último niño… así sucesivamente hasta
llegar al último pueblo. Después de los últimos ya no queda nadie. Tan sólo la historia, el recuerdo de algunos y, en el mejor de los casos, el Patrimonio. Por eso es tan importante lo que hacemos: intentamos que en nuestra tierra, independientemente del futuro que tenga, haya siempre una historia que contar, bien sea de los últimos o de los primeros.
En el mundo de las empresas también hay últimos, probablemente muchos más que en otros ámbitos.
En el mundo de las empresas también hay últimos, probablemente muchos más que en otros ámbitos.
Monsieur Serge Ferquel, último director de la SMMP
en las VII Jornadas del Metal de Noyelles-Godault
en las VII Jornadas del Metal de Noyelles-Godault
Por proximidad, la Sociedad Minera y
Metalúrgica de Peñarroya (SMMP), tras la
marcha, también, de sus últimos trabajadores desde nuestro Cerco hacia
Cartagena, y que dejó una imborrable
huella en forma de chimeneas, instalaciones mineras, edificios civiles o
incluso pueblos enteros (Pueblonuevo del Terrible) desapareció en 2004. Era el
fin de una bonita historia que comenzó 123 años antes en nuestra tierra, una
historia de la que conocíamos el principio, pero poco sobre su final. Tras una
continua huida hacia adelante que llevó a esta empresa a los más recónditos
confines del planeta para sobrevivir (competir), ya no había más Cercos que
crear ni fábricas a donde refugiarse. De las decenas de miles de trabajadores
que tuvo a nivel mundial quedaban ¡sólo! 2.000, que fueron despedidos de un día para otro, sin
prejubilación y con un exiguo subsidio
negociado por el gobierno francés. Eran los últimos protagonistas de uno de los símbolos de la industrialización europea de los siglos XIX y XX.
No los conocíamos, y, por otra parte, tampoco
pensábamos que fuésemos a conocerlos jamás, pero lo que si sabíamos es que eran
la última generación de las muchas que, como las nuestras, pudieron desarrollar su vida
gracias a esta empresa, desde finales siglo XIX hasta ayer.
En 2013, durante nuestro primer viaje a Roubaix al que acudimos para hablar del I Día
del Cerco, Olivier Muzelec, Presidente
de la Asociación Non Lieu, habló de
la existencia de una asociación de antiguos trabajadores de la SMMP en una localidad vecina que trataba de preservar el
Patrimonio material e inmaterial de la empresa en el municipio de Noyelles-Godault (Departamento
Norte-Paso de Calais), al igual que la Asociación La Maquinilla en
Peñarroya-Pueblonuevo.
Como saben por entradas anteriores,
contactamos con ellos comenzamos a
sentar las bases de un hermanamiento oficial. Dos directivos de este colectivo
acudieron a Peñarroya-Pueblonuevo a contemplar el IV Día del Cerco, en
Diciembre de 2015 y tres de los nuestros visitaron Noyelles-Godault la semana
pasada, con motivo de las VII Jornadas
del Metal 2016.
ACED Metallia, representa para nosotros todo
aquello que quisiéramos que fuese nuestra Asociación en el futuro: posee 180
socios, todos ex trabajadores de Peñarroya, manejan un presupuesto anual de
66.000 Euros, cuentan con sede propia en un edificio del interior de su viejo
Cerco Industrial y tienen el apoyo de ciudadanos e instituciones tanto moral
como real en forma de asistencia a sus eventos y ayuda económica. Quedamos impresionados por
el respeto con que hablan estos trabajadores de su empresa y cómo secundan las
actividades que organizan para promover su patrimonio, en contraste con
nuestros trabajadores de nuestra última gran empresa y heredera de los restos de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya, ENCASUR, a los que no se les conoce ninguna iniciativa
que fomente su patrimonio con la
excepción de un puñado de esforzados y valientes ingenieros técnicos de minas
que al frente de la Fundación Cuenca del Guadiato hacen lo que deben y más de
lo que pueden por salvar de la desaparición el pasado minero de la zona. Sin
acritud, este es un punto sobre el que todos los belmezanos y peñarriblenses
deben reflexionar.
Bajo un ambiente de enorme familiaridad fueron inauguradas las VII Jornadas del Metal.
Al acto acudieron numerosas personalidades entre las que destacan Jean
Urbaniak, Alcalde de Nolleyes Godault, Jean Francois Graf, Alcalde de
Courcelles les Lens, Philipe Kemel, diputado de la Asamblea Nacional, Dominique
Watrin Senador, Jean Pierre Corbisez, ex
Ministro de Trabajo francés y Presidente de CAHC y por supuesto el último
Director de la SMMP, en el Cerco de Noyelles Godault, Serge Ferquel. La Presidenta de ACED
Metallia, Bernadette Slapka, también nos
invitó a participar en el corte de la cinta.
Inauguración de las VII Jornadas del Metal
organizadas por ACED Metallia
El evento, de dos días de duración (18 y 19
de Junio) estaba compuesto por una zona
expositiva de maquetas de edificios metálicos de ayer y hoy así como paneles en
los que se mostraba la relación del hombre y los metales a través de la arquitectura desde la antigüedad hasta la actualidad. Un
tercio de la exposición estuvo dedicada
al pueblo de Peñarroya-Pueblonuevo. En
ella se explicaba por medio de fotografías el vínculo de este municipio con la empresa en
la que trabajaron, así como los lazos que
unen a ambas localidades desde el punto de vista social, empresarial,
arquitectónico e histórico. Para nosotros fue muy emocionante, además de una grata sorpresa contemplar el
cariño y el detalle con el que habían preparado esta parte de la muestra.
Afuera, en otra zona ajardinada anexa,
artesanos y profesionales del metal mostraban sus habilidades y últimos
trabajos. A muchos de ellos se les podía
ver trabajar en directo. La chiquillería del lugar incluso tenía la oportunidad
de trabajar en las fraguas en diversos talleres dedicados ex profeso. Una idea
interesante que debemos aplicar en nuestra zona para recuperar el vínculo de la
ciudadanía con la metalurgia.
Artesano del metal realizando una escultura
Tras
recorrer la exposición, el
grupo de autoridades procedió a realizar
el discurso de apertura de las Jornadas y la firma oficial del hermanamiento
entre ambas Asociaciones. A continuación, transcribimos nuestro discurso:
Señor Alcalde de
Noyelles Godault, Señor Alcalde de Courcelles les Lens, Señora Presidenta de ACED
Metallia, Señor Director de la Sociedad
Minera y Metalúrgica de Peñarroya/Metaleurop , señores asistentes a estas
jornadas, es un placer a la vez que un
honor para nuestra Asociación el haber
sido invitados a esta ciudad hermana y con la que nos unen tantos lazos afectivos. Agradecemos
vuestra hospitalidad, de todo corazón.
Para nosotros
decir Peñarroya en este sitio tan lejano
al nuestro en lo geográfico y que seamos entendidos es motivo de
orgullo y nos hace sentirnos
como en nuestra propia casa.
Y es que Peñarroya fue, ante todo, un proyecto común, un sueño
compartido por miles de europeos, una empresa universal sin la cual es
imposible entender la historia económica y social de nuestro continente. En esta suma de voluntades que es Peñarroya,
participó, nuestra pequeña
localidad, cuyo nombre sirvió para
bautizar la empresa, cientos de españoles, italianos,
portugueses, franceses, belgas… que trabajaron en las primeras minas e industrias
de nuestro pueblo y , lógicamente
algunos de los más ilustres compatriotas vuestros, que con su valentía, poder financiero y capacidad
técnica situaron a la compañía a la
cabeza de las grandes corporaciones industriales mundiales de todos los tiempos.
A través de su
inmenso legado en forma de edificios, ferrocarriles, minas, tradiciones y
vivencias repartidas por un sinfín de países podemos entender de dónde venimos,
por qué somos como somos y hacia dónde caminan nuestras humildes sociedades. La
huella dejada en nuestros territorios es
imprescindible para entender la industrialización europea del siglo XX.
Pero Peñarroya no
son sólo números, estadística o historia,
sino que, aún hoy, representa una
manera de ser, una manera de hacer las cosas, una visión del mundo, una cultura
y, por qué no decirlo, una manera de sentir.
Tal vez por esto último sea por lo que estamos aquí reunidos: Todos
sentimos que pertenecemos a una comunidad diferente, especial y, en
consecuencia, algo incomprendida.
Por ello, más allá
de recurrir a la nostalgia o a la
tristeza hasta cierto punto lógica por la desaparición de nuestro modo de
vida, los herederos de todo este bagaje
cultural representados por ACED Metallia
y la Asociación La Maquinilla junto a sus autoridades tienen/tenemos la
responsabilidad de encontrar un adecuado
un futuro al pasado de la Sociedad
Minera y Metalúrgica de Peñarroya, no sólo por placer, sino como deber
histórico con los ciudadanos europeos de hoy y del mañana.
Muchas gracias.
Tras los discursos protocolarios, se procedió a la firma del documento de hermanamiento entre ACED Metallia y Asociación La Maquinilla así como el intercambio de regalos conmemorativos. Tanto para nosotros como para ellos fue un día muy importante, no sólo por la proyección internacional que adquiere nuestro trabajo o nuestros pueblos sino por saber que no estamos solos en nuestro caminar. Allá, afuera, hay alguien que nos entiende, que piensa y siente como nosotros. ACED Metallia/La Maquinilla, una manera de construir nuestros pueblos y también una manera de hacer Europa.
Fin de la primera parte
Vídeo de las jornadas http://www.iltv.fr/videos/1168/les-7emes-journees-metallia-a-noyelles-godault.html
Galería fotográfica:
Bernadette Szlapka, Presidenta de ACED Metallia
Jean Urbaniak, Alcalde de Noyelles Godault
Documento de hermanamiento
Jean Pierre Corbisez
Espacio destinado al hermanamiento ACED Metallia/La Maquinilla
Entrega del regalo del Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo
al Ayuntamiento de Noyelles Godault
Entrega del regalo del Ayuntamiento de Noyelles Godault
al Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo
La torre del plomo, auténtico símbolo
del Cerco de Noyelles Godault
en primer término. escultura realizada por un miembro
de ACED Metallia
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