Tras la aprobación de la moción presentada por la agrupación local de IU de Peñarroya-Pueblonuevo en Diciembre de 2013 sobre la protección del Cerco industrial de Peñarroya en el pleno del mes de Febrero de 2014, tal acuerdo ha sido trasladado al pleno ordinario de Diputación de Córdoba celebrado el pasado Jueves, día 20 de Marzo, para su debate en forma de nueva moción, también presentada por IU.
Entre los motivos expuestos en el documento destaca el expolio masivo al que se está viendo sometido y el déficit crónico de medios del Consistorio para neutralizarlo. La moción fue aprobada por unanimidad de todos los partidos políticos. Los acuerdos alcanzados son los siguientes:
1) Instar a la Consejería y a la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía a que agilice los trámites para Declaración de Bien de Interés Cultural del Cerco Industrial de Peñarroya, paralizado desde 2008.
2) Instar a la Subdelegación de Gobierno en Córdoba a establecer
un Plan de vigilancia especial del Cerco, en colaboración con la Policía Local,
con el objetivo de evitar el continuado expolio a que viene siendo sometido
dicho complejo.
3) Con base en el acuerdo del Ayuntamiento de
Peñarroya-Pueblonuevo, instar al Consorcio Provincial de Extinción y
Prevención de Incendios a que nombre un o una representante para formar parte
de la Comisión formada a instancia del Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo,
en la que participan todos los grupos políticos, el Consejo de Participación
Ciudadana y las Asociaciones Culturales y de Protección del Patrimonio, para su
asesoramiento técnico en cuanto a la seguridad de las actuaciones que se
quieren llevar a cabo dentro de la Comisión Formada.
4) Dar traslado de estos acuerdos al Ayuntamiento de
Peñarroya-Pueblonuevo, a la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, a
la Delegación Provincial de Cultura de la Junta de Andalucía, a la
Subdelegación de Gobierno en Córdoba, a la mesa del Parlamento Andaluz, y a los
grupos políticos con representación en la misma.
Aunque
para los más escépticos esto sean sólo palabras, el hecho de que a nivel local
y provincial se comience a hablar en serio sobre el patrimonio industrial de
Peñarroya-Pueblonuevo y de las amenazas que le afectan supone un gran
avance madurativo general.
En la democracia
moderna que implantamos hace 30 años, hoy obsoleta, hemos aceptado que la ciudadanía tiene derecho a ser ignorante en la cosa pública, eso si, con formación reglada pero ignorante, dejando a nuestros gobernantes la tarea de saber por ella
de todo para solucionar sus problemas. Es que no saben, decimos casi todos con frecuencia, hoy en día, como si la superioridad intelectual viniera dada por la prerrogativa
de voto. La frase de la verdadera decepción debería ser no nos escuchan, porque ella resumiría la falta de comunicación entre dos partes supuestamente activas: una que habla y otra que atiende, o no. Honestamente, creemos que nos equivocamos si partimos de la primera
premisa. Aunque pudiera ser una condición necesaria, la virtud del buen político no la mide su acumulación de
saber sobre cualquier materia sino su capacidad para escuchar a la calle, del
mismo modo que la principal cualidad de la sociedad civil debería ser plantear
ideas a sus gobernantes y defenderlas
cuando no son atendidas a través de los cauces legales de asociación, reunión
y manifestación.
Los
acuerdos adoptados tanto en el Ayuntamiento de Peñarroya como en Diputación de
Córdoba en relación al Cerco industrial abundan, precisamente, en ese concepto
de calidad democrática de la que tanto ha adolecido la sociedad peñarriblense durante años: ha habido gente que cumplió con la responsabilidad ciudadana
de denunciar lo que ocurría en el Cerco y políticos que han sabido cumplir con el deber
de escucharles y tomar medidas legislativas e institucionales como respuesta.
Cuando
todos, gobernantes y gobernados, cumplimos con la parte que nos toca, el juicio
sobre quién gana o quién pierde se convierte en accesorio. Ese es el momento en
que se vislumbra un verdadero avance en
una comunidad.
Puede
que éstos y otros acuerdos no sirvan, hoy, mañana o pasado para
arreglar 40 años de expolio continuo del patrimonio industrial de esta
localidad. Sin embargo, sabemos que detrás de ellos
existe una sociedad más culta, más democrática y más justa
sobre la que se podrán sustentar mayores desafíos en esta cuestión en el
futuro.
¡Enhorabuena
a todos! Por una vez hemos aprendido que en la cuestión del Cerco
necesitamos tender más puentes y menos
trincheras, poner más el hombro y menos la espalda.
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