miércoles, 31 de agosto de 2011

Por la Sierra de Cazorla. Del Guadalquivir al Guadiato

El fin de semana pasado estuve en la Sierra de Cazorla. No era la primera vez que iba, pero un panel informativo en la zona del Puente de las Herrerías me hizo verla de otra forma. El cartel explicaba la historia y las leyendas de ese puente, el primero sobre el Guadalquivir desde su nacimiento, y en él se veían también dos antiguas fotografías de unos aserradores fabricando traviesas para el ferrocarril.
Trabajadores de Vías y Obras de La Maquinilla colocando traviesas en El Montadero de Belmez - 1963
Recordé entonces que Teodomiro Ramírez de Arellano, en sus “Paseos por Córdoba”, escribió algo sobre eso. Concretamente al hablar del río a su paso por Córdoba decía que “también se ha utilizado este río en muchas ocasiones para el transporte de las maderas de Segura hasta Sevilla, operación que siempre ha llamado mucho la atención, llevando a sus orillas multitud de curiosos, como ha sucedido en el presente año, 1876, que han bajado unas setenta mil traviesas para la empresa del ferrocarril de Málaga”. Y no olvidemos que por entonces de esta empresa era propietaria también de la línea de Belmez a Córdoba y de gran parte de las minas de carbón de nuestra comarca.

Así que seguí dándole vueltas a la cosa. En un paseo por el pueblo nos explicaron que la riqueza maderera de esas sierras de Cazorla y Segura fue tal que desde hace siglos había estado directamente relacionada con los medios de transporte. Primeramente con la marina, hasta el punto de que formaron la “Provincia Marítima de Segura de la Sierra”, y esos montes dependían de las intendencias de Marina de Cádiz y de Cartagena. Durante más de cien años, en los siglos XVIII y XIX hubo representantes del Ministerio de Marina y del Ejército de Marina en toda la sierra, llegando sus maderas a través de los ríos Guadalquivir y Segura hasta los astilleros de la Carraca (Cádiz) y Cartagena para construir todo tipo de barcos, mercantes, corbetas y navíos de guerra.

Transporte de 22.000 traviesas por el Guadalquivir - 1943. (Fotografía: Fototeca Forestal)
El relevo a los barcos lo tomó el ferrocarril. Cuando se construía una línea había que proveerse de tres elementos principales: Carriles, piedra para el balasto y maderas para las traviesas. Y de la Sierra de Cazorla salieron las traviesas para construir casi todas las líneas del sur de España. Si en un kilómetro de vía se utilizan unas 1500 traviesas y la vida útil de una traviesa de pino sin tratar es de unos 10 años y de 18 si estaba debidamente creosotada, imaginemos la cantidad de madera que salió de esos montes desde mediados del siglo XIX hasta 1988, cuando dejaron de producirse. Por dar una idea, en 1957 se renovaron en toda España más de cinco millones de traviesas en las líneas de RENFE.

No hay mucho espacio ni es cuestión de reproducirlos aquí en su totalidad, por lo que sólo voy recoger algunos datos de dos estupendas comunicaciones que sobre este tema se presentaron en el último Congreso de Historia Ferroviaria de Palma de Mallorca en 2009. La primera de Eduardo Araque Jimémez, “Explotaciones Forestales de RENFE en las Sierras de Segura y Cazorla” y la segunda de Ramón Sevillano Queipo de Llano, “El Consumo de maderas de RENFE y sus consecuencias ecológicas” (ambas se pueden leer en la página de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles). 

La foto está expuesta en el restaurante Don Chema, de Cazorla y la copié con un teléfono móvil, así que no tiene mucha calidad, pero bueno... 

Instalaciones de Eplotaciones Forestales de RENFE en Vadillo Castril.
A modo de extracto cabe decir que acabada la Guerra, tanto MZA como Ferrocarriles Andaluces firmaron contratos para suministrarse de traviesas de las Sierras de Cazorla y Segura, contratos que pasaron a RENFE tras su creación en 1941. Un año después se creó la división de “Explotaciones Forestales” dentro de RENFE, con la función de proveer de traviesas a más de media España, aprovechando para ello las masas forestales que en esta Sierra tenía el Patrimonio Forestal del Estado.

Si en un principio casi todas las labores se hacían de forma manual, con el tiempo se fue mecanizando el trabajo, llegando a funcionar hasta 27 serrerías, construyendo viviendas y poblados para los trabajadores, estableciendo también servicios sanitarios y educativos para ellos y sus familias. Además, se construyó una gran serrería en el poblado de Vadillo Castril y otra en la estación de Linares-Baeza en 1966 .

Embarcadero de traviesas en Vadillo - 1917. (Fotografía: Fototeca Forestal)
También la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya se sirvió de estos montes para suministrarse de las traviesas necesarias para la vía estrecha de Fuente del Arco a Puertollano y para otros usos. Además de las propias explotaciones madereras que la SMMP tuvo en la finca La Garganta, al sur de Ciudad Real, adquirió en esos años un total de 135.141 traviesas de ancho inferior al normal de 2,60 metros, 122.962 travesillas de mina y otros 7.510 metros cúbicos de madera para el uso en las minas procedentes de la Sierra de Cazorla. La factura total de esas compras a Explotaciones Forestales de RENFE ascendió a cuatro millones y medio de pesetas. 

Volviendo al transporte de las traviesas, se utilizaron para ello viejos camiones desechados por el ejército tras la Guerra Civil, pero debido a la escasez de gasolina y a la falta de caminos, se siguieron utilizando los ríos. Entre 1942 y 1949 se hicieron siete conducciones de traviesas por el Guadalquivir, la última de ellas de seiscientas mil.

Acarreo de traviesas en el pantano de El Tranco - ¿1968? (Fotografía: Fototeca Forestal)
La renovación de la flota de camiones y la apertura de numerosas vías de saca por toda la sierra acabó con el transporte fluvial de las traviesas. Pero el final de estas explotaciones madereras comenzó a partir de los años cincuenta y sesenta, cuando se empezaron a sustituir por traviesas de hormigón. Con el paso de los años, el desuso de la madera y la protección medioambiental de esas sierras acabó definitivamente con todo ello a finales de los años ochenta, cerrando las dos grandes serrerías de Vadillo Castril y Linares-Baeza.

Quedan numerosas referencias e instalaciones por toda la sierra, mucho material gráfico que se puede contemplar en el Centro de Interpretación de la Torre del Vinagre y, sobre todo, los caminos y vías de saca que discurren por la zona, la mayoría de ellos transformados ahora en rutas turísticas y para senderismo de montaña.

... Y este es el puente de Las Herrerías, donde se me ocurrió toda esta historia 

 

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