Locomotora nº 10, San Rafael, en el Museo de la Minería de Puertollano (www.lacomarcadepuertollano.com) |
Aunque hace algún
tiempo dedicamos en este blog varios capítulos a la repercusión que tuvo la
Guerra Civil en los ferrocarriles de esta cuenca minera, no está de más
recordar un episodio del que ayer y hoy se cumplen 80 años: la llamada “Huida
de Octubre” de 1936, un desplazamiento de miles de personas (más de 30.000),
utilizando el ferrocarril como medio indispensable para ello.
Hay que recordar que
la sublevación del ejército nacional triunfó en Córdoba y Sevilla, y desde allí
se lanzó a la conquista del norte de Sevilla y Córdoba, y del sur de
Badajoz.
A principios de
octubre de 1936 aún quedaban en zona republicana Belmez y
Peñarroya-Pueblonuevo, que recibieron una oleada de refugiados desde los
pueblos de la Sierra de Sevilla, la Campiña cordobesa, Extremadura y Fuente
Obejuna. Esta avalancha humana desbordó las posibilidades de
Peñarroya-Pueblonuevo y Belmez, por lo que se establecieron trenes especiales
tanto por la línea de Belmez a Almorchón como por la de Peñarroya a Puertollano
para dispersar a todos estos refugiados por pueblos de Ciudad Real, en espera
de que el ataque del ejército nacional desde Córdoba no tardaría en llegar.
Desde Córdoba
comenzaron los ataques el 30 de septiembre, conquistando sucesivamente Cerro
Muriano, Estación de Obejo, Villaviciosa, El Vacar, Villaharta y Espiel (el
trazado del ferrocarril Córdoba-Belmez), llegando el 11 de octubre a las
proximidades de Belmez, que fue tomado en la tarde del día 12. Al día
siguiente, sin apenas resistencia, cayó también Peñarroya-Pueblonuevo.
Estación de Cámaras Altas, desde la que partían los trenes de vía estrecha con refugiados hasta Pozoblanco y Puertollano |
En las noches de los
días once al doce y doce al trece de octubre se produjo un éxodo masivo desde
ambos pueblos hacia Almorchón por la vía ancha y a Puertollano por la vía
estrecha. El alcalde de Belmez, D. Manuel Robledo, el de Peñarroya-Pueblonuevo,
D. Fernando Carrión (que además era Gobernador Civil interino), y el diputado
D. Eduardo Blanco organizaron la evacuación general de la cuenca, de una
cuantía y características imponentes.
Contando con las
once locomotoras aparcadas en las estaciones de Villanueva del Rey, Espiel y
Belmez, se dispusieron otros tantos trenes desde Belmez con destino a
Almorchón, además de otros varios desde Peñarroya. Y con las cuatro locomotoras
estacionadas en el depósito de Cabeza de Vaca se organizaron cuatro trenes cargados
de carbón con el mismo destino. Se establecieron además continuas circulaciones
de La Maquinilla desde el Montadero de Belmez hasta la estación de Peñarroya,
desde donde se siguió evacuando a la población el día siguiente. Para evitar el
riesgo de que los trenes cayeran en manos de los nacionales, la primera noche
no se utilizó la vía estrecha.
En la segunda noche
se establecieron varios trenes desde la estación de Peñarroya hacia Almorchón,
pero siendo insuficientes hubo que recurrir a utilizar tres locomotoras de La
Maquinilla (las nº 7, 8 y 10, de nombre Antolín, Santa Rosa y San Rafael,
respectivamente), que arrastraron vagones de mercancías repletos de refugiados
hasta Puertollano por la vía de Almorchón. Además, se pusieron en circulación
los trenes de la vía estrecha en dirección a Pozoblanco y Puertollano, pero
como la línea estaba cortada en la estación de Belmez-Ermita desde el día 12,
se contó para ello con seis locomotoras enviadas desde Puertollano a la
Estación de Cámaras Altas, todavía en manos del ejército republicano,
desplazándose hasta allí la población desde Belmez o Peñarroya-Pueblonuevo,
andando, en carros o en camiones.
Frente de guerra establecido en octubre de 1936, sin apenas variación hasta 1939 |
Para el día 15 de
octubre toda la cuenca minera estaba en manos del ejército nacional, aunque con
el frente de guerra establecido entre La Granjuela y Valsequillo por el norte y
entre Cámaras Altas y Villanueva del Duque por el Oeste, cortando en esos
puntos las líneas férreas. El frente de guerra se mantuvo en estas posiciones
casi hasta el final de la contienda.
De este modo, los
trenes circulaban por la vía ancha solo desde Peñarroya-Pueblonuevo hasta
Córdoba y por la vía estrecha desde Belmez-Ermita hasta Fuente del Arco. La
Maquinilla continuó prestando su servicio desde Cabeza de Vaca hasta El
Porvenir, aunque con la dificultad de contar solo con siete locomotoras,
algunas de las cuales fueron desmontadas o seriamente dañadas.
Estación de Peñarroya, la última en territorio nacional desde Córdoba por la vía ancha |
Siendo una tragedia
humana que nos debe hacer reflexionar con lo que actualmente están pasando
quienes huyen de la guerra en Siria y las dificultades que están teniendo para
ser acogidos, puede resultar un tanto frívolo hablar de las consecuencias que
para el material ferroviario tuvo la Huida de Octubre.
Por lo que respecta
a la vía estrecha, este desplazamiento de trenes tuvo como resultado que casi
todo el material, principalmente locomotoras y coches de viajeros, se utilizó
durante la guerra en la cuenca de Puertollano (zona republicana), quedando para
su uso en el Guadiato (zona nacional) sólo 2 locomotoras de un total de 23, 5
coches de viajeros de un total de 63, 1 furgón de un total de 17 y 224 vagones
de un total de 530.
Y en cuanto a las
locomotoras de La Maquinilla, las tres utilizadas para la huída a Puertollano
fueron reparadas en 1940 en los Talleres Calatrava y, con la aprobación de la
Jefatura de Minas de Ciudad Real, estuvieron prestando servicio en los
ferrocarriles mineros de Puertollano hasta el final de sus días. Esta es la
explicación de que la locomotora nº 10, San Rafael (no la Pozo Norte como
consta en las placas que después le pusieron), esté actualmente expuesta en el
museo de la minería de Puertollano, localidad en la que se encuentra desde
octubre de 1936.
Estación de Belmez-Ermita, la última en territorio nacional desde Fuente del Arco por la vía estrecha |
No hay comentarios:
Publicar un comentario