Desde hace ya bastantes años
una de las terapias más recomendadas por los médicos es andar, para todos en general y a mayores en particular. Ciertamente, es un remedio para muchos males: “Menos plato y
más zapato”.
Las vías verdes sirven para
eso, a poco que te des cuenta llevas ya un par de kilómetros andados, por un
trazado llano o con escasa pendiente y, casi siempre, frecuentado por otras
personas con las que se puede echar un buen rato.
El título de esta entrada
alude precisamente a eso, a cómo las personas mayores han ido tomando como
suyas las vías verdes de estos pueblos y realizan en ellas sus terapias. En el
caso de Belmez, tal vez porque nuestros mayores vean las cosas de forma más
sencilla y llamen a las cosas como las sienten, mezclando unos conceptos con
otros, para muchos el nombre del trayecto que hacen a diario es el de “Caminito
Verde” y, precisando más aún, “ese que empieza en la casita de colores”.
Nuestras Vías Verdes, la de
La Maquinilla y la de Peñarroya-Pueblonuevo, son frecuentadas a diario por
cientos de personas que se dedican a eso tan sano que es caminar, con lo que
favorecen su forma física y, al mismo tiempo se relacionan. También ¿y por qué
no? Los mentideros de antaño tienen ahora forma de Vía Verde: se habla, se
critica y se chismorrea. A fin de cuentas lo mismo que hacen los millones de
personas que a esas misma hora ven Tele Cinco, pero en nuestro caso de una
manera muchísimo más saludable para cuerpo y alma.
Estas personas hacen también
de guardianes. Disfrutan de todos los elementos de nuestra vía, vigilan a diario todo lo que pueda estar pasando en su/nuestro
camino verde y no tienen reparos en dar quejas o poner en aviso si alguien
comete alguna tropelía, si hay algún destrozo o si algún árbol necesita
cuidados.
Pero no es solo para mayores
y andarines, como veníamos advirtiendo desde hace años, la repercusión de las
Vías Verdes trasciende de nuestros municipios. Son una demanda en nuestra
sociedad del ocio. Los “bikers” (sí, esos a los que hasta hace unos años
llamábamos ciclistas pero que ahora son bikers, lo mismo que los corredores son
ahora runners) han “ocupado” nuestras vías. De eso se trataba. Villanueva del
Duque, Belmez y Peñarroya ven, sobre todo los fines de semana, auténticas
mareas de ciclistas transitando por ellas. Y cuando estos tres pueblos queden
definitivamente unidos, con un recorrido de casi 40 kilómetros, el número de
usuarios se multiplicará por mucho.
Por lo pronto, los ocho
kilómetros de la Vía Verde de La Maquinilla ya van apareciendo en folletos y
guías turísticas, la última, la Guía de Cicloturismo publicada por la Junta de
Andalucía, en la que hemos comprobado con muchísimo agrado cómo nuestra vía
“vuela sola”, como si se tratara de un hijo que se emancipa, ya no depende de
que seamos nosotros quienes la anunciemos, sino que nos la publicitan desde
fuera, sin intervención nuestra.
Es posible que alguien
piense que esto no es gran cosa, pero es mucho. Nuestros “caminitos verdes”
trascienden por sí mismos más allá del Guadiato.
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