sábado, 24 de agosto de 2013

NUESTROS FERROCARRILES EN LA GUERRA CIVIL III

Trenes, minas y fábricas

Al estabilizarse el frente de guerra en octubre de 1936, se reanudaron los servicios del ferrocarril y comenzaron a circular los trenes desde Peñarroya con destino a Córdoba y Fuente del Arco, pero con un tráfico de personas y mercancías muy restringido por falta de material y porque la mayoría de los trenes eran utilizados para el movimiento de tropas y armas.
La población de Belmez había quedado reducida a apenas 1.500 habitantes y la de Peñarroya-Pueblonuevo a sólo 6.000. Aún así, se intentaron poner nuevamente en funcionamiento las minas y fábricas que eran gestionadas por una militarizada S.M.M.P. (hay que advertir que en Puertollano también siguió trabajando la S.M.M.P., con un funcionamiento más limitado y bajo dirección francesa), pero la escasez de mano de obra era un grave problema: en julio de 1936 trabajaban en las minas y fábricas de la comarca unos 4.100 obreros y tras la ocupación del ejército nacional, el número de obreros disponibles para el trabajo era sólo de 700 (de 2.150 mineros, sólo quedaron 106), por lo que se reclutó el mayor número de trabajadores posible, trayéndolos de provincias limítrofes, arrojando octavillas en la zona republicana en las que se prometían todo tipo de favores y perdones a los obreros que desearan regresar y ocupar sus antiguos puestos de trabajo.

Anuncios publicados en el diario "Azul" en marzo de 1937 y junio de 1938 
Con todo, se logró que en pocos meses el número de obreros ascendiera a casi 1.800, tratando de facilitar todos los medios posibles para que la población volviera al trabajo, y uno de los principales era la puesta en funcionamiento de La Maquinilla con el fin de que desde Belmez se pudiera ir a trabajar a las minas e industrias de Peñarroya. Para ello, el 15 de febrero de 1937 el Ayuntamiento de Belmez solicitó a la S.M.M.P. “que instale medios de comunicación fáciles para que los obreros y empleados de esta sociedad puedan trasladarse a los lugares de trabajo”. A esta petición contestó días después el Teniente Coronel Director de la S.M.M.P. que su intención era la de restablecer totalmente el servicio del ferrocarril minero, pero que carecían de personal especializado para ello y que además había que tener en cuenta las restricciones impuestas en el consumo de carbones.


Militares en Peñarroya. Foto F.J. Aute
Ante la imposibilidad de poner en funcionamiento nuevos trenes con los horarios que se adaptaran a los turnos de trabajo, la solución propuesta desde Belmez fue la de instar al referido Teniente Coronel a que procurara acoplar en un mismo relevo a todos los trabajadores que eran vecinos de este pueblo, para que pudieran ir y regresar en un mismo tren, con el consiguiente ahorro de personal y de combustible, y a aquellos que por el servicio que prestaban no pudieran ser acoplados en dicho tren, se les facilitara el traslado por medio de un autocamión.
Llegado el verano el problema aún no estaba solucionado, por lo que la mayoría de los obreros de Belmez que se empleaban en Peñarroya hacían el trayecto andando, por no establecer la compañía ningún tren que se ajustara al horario de los relevos de trabajo. Nombrada una comisión que estudiara el problema, se resolvió a finales de agosto en el sentido de intentar ajustar los horarios de los trenes para que pudieran transportar al mismo tiempo a los trabajadores de las industrias y a los de las minas, sin que ni unos ni otros tuvieran largos tiempos de espera antes o después de sus correspondientes relevos.
Con todo ello se consiguió que las más importantes minas siguieran funcionando, así como la fundición de plomo, la central eléctrica, los Talleres Generales y las fábricas de productos químicos, y se pusieron nuevamente en funcionamiento la fábrica de zinc (cerrada desde marzo de 1933) y la de óleum (cerrada en septiembre de 1931) siendo ésta de suma importancia para la fabricación de explosivos, por ser la única de este tipo que existía bajo el control del ejército nacional.
Lógicamente, el funcionamiento de todos estos centros fue bastante irregular y se veía continuamente alterado por la falta de mano de obra especializada y las vicisitudes de la guerra. A modo de ejemplo, en abril de 1937 fueron bombardeadas las fábricas de municiones de Peñarroya y en agosto de 1938 un bombardeo de la aviación republicana destruyó la central eléctrica, lo que paralizo durante casi un mes la mayoría de las fábricas y provocó el apagado de los hornos de coke. Por otro lado, en octubre de ese mismo año el ejército nacional envió un “Batallón de Mineros”, formado por 400 prisioneros, con lo que el número de trabajadores de la S.M.M.P. militarizada se elevó a 2.174, incrementando notablemente la producción.  

Reparación de tanques en las instalaciones de la S.M.M.P.
Del funcionamiento de estas minas e industrias hay que destacar dos aspectos referidos al ferrocarril: los trabajos de mantenimiento del material realizados en los Talleres Generales y la utilización de La Maquinilla para el transporte de mercancías entre todos los centros.
En cuanto a los Talleres Generales, además de su uso como la fábrica de armas y municiones, se convirtieron en el centro neurálgico para el mantenimiento de todo tipo de vehículos militares utilizados en el frente, encargándose de efectuar las necesarias reparaciones en los automóviles y camiones del ejército, así como en locomotoras y vagones. Sólo entre octubre de 1936 y septiembre de 1937 fueron reparados 1.541 automóviles, 172 locomotoras y 89 vagones de ferrocarril.

Y referido a su uso durante la guerra, lo más acertado es remitirse a la comunicación presentada por el Cronista Oficial de Peñarroya-Pueblonuevo Jerónimo López Mohedano a la XXX Reunión Anual de Cronistas Cordobeses referida a este ramal minero, donde recoge que:  

Rafael Soto Fernández, fogonero en 1.936, recordaba a sus 87 años, que a medianoche del 11 al 12 de octubre, en la víspera de la toma de Peñarroya-Pueblonuevo por las fuerzas nacionalistas, fueron a su casa compañeros del sindicato que trabajaban como él en el Ramal Minero,  Ramal que había permanecido paralizado desde el 18 de julio tras la declaración de la huelga general, ya que durante estos meses no había habido producción carbonífera y en las minas solo se había realizado las mínimas y necesarias labores de mantenimiento como para poder volver a poner en servicio las explotaciones en cuanto fuera necesario. Los trabajadores del Ramal se habían limitado a realizar pequeñas reparaciones y trabajos en el mismo sentido, pero aquella noche iban a sabotear las locomotoras e instalaciones:

«Nos llevamos la nº 8, la "Santa Rosa" y la nº 10, la "San Rafael" y otra más que no recuerdo. Las demás procedimos a desarmarlas, pues algunos creían que pronto recuperaríamos el pueblo y otros porque pensaban que los que venían no iban a ser capaces de arreglarlas. En la cochera de La Montera estaban la nº 9, la "Porvenir", y la desarmamos, pues creíamos que era la más difícil de reconstruir para ellos. Unas piezas vitales que se llaman los sectores, las enterramos para que no los encontraran, así como ruedas y otros elementos. Otra de las yanquis, tras desarmarla, la enterramos debajo de unos enormes montones de madera al pie de los Talleres que había en el Cerco, cerca de La Montera y, creo recordar que la "Marta" y otras se quedaron en El Porvenir o por ahí y por eso no nos las llevamos, pero esto no lo sé cierto».
Y acababa el Cronista diciendo:

Algunas de las locomotoras del Ramal Minero se habían empleado en las labores de evacuación, siendo enviadas a  Puertollano, vía a Almorchón, hasta donde arrastraron vagones del mismo Ramal, y de MZA o Andaluces, llenos de fugitivos, ya que la Empresa de Peñarroya había manifestado siempre un lógico interés en mantenerlas bajo su control en aquella cuenca manchega.

Ocupada la cuenca minera por los sublevados, se iniciaron las labores de puesta en servicio de las instalaciones minero-industriales, colocadas bajo control directo de Jefes e Ingenieros españoles tras la expulsión mayoritaria del personal francés, procediéndose a su militarización. Se consiguió encontrar  las piezas de las locomotoras saboteadas y reparar la nº 6, la “Vega”, que durante más de un lustro, exhibió en los costados de su ténder la leyenda propagandística: “Lo que los rojos destruyen, la Falange reconstruye”.
Anuncio publicado en "Azul" el 1 de enero de 1939

Referido al importante papel que tuvo La Maquinilla como nexo de unión entre minas e industrias de Belmez y Peñarroya, baste también este dato: entre octubre de 1936 y marzo de 1939 se facturaron en este ramal 13.275 vagones cargados de mercancías diversas y 10.647 vagones de carbón, lo que supuso un total de 218.513 toneladas transportadas, de las cuales 32.385 lo fueron directamente para el ejército nacional.
Sabiendo el ejército republicano la importancia que La Maquinilla tenía para la producción minera e industrial, trataron de boicotear el ramal en multitud de ocasiones, hasta el punto de que la S.M.M.P., en su informe de octubre de 1937, indicaba que a lo largo de sus 14 kilómetros habían impactado en un año 350 proyectiles de artillería y siete bombas de aviación.

Continuará...




Trains, mines and factories

When the front was stabilized in October of 1936, the railway services were re-started and the trains from Peñarroya to Córdoba and Fuente del Arco began to run, but the traffic of people and goods was restricted because most of the trains were used to the carry troops and weapons.
The population of Belmez was reduced to  barely 1.500 inhabitants and in Peñarroya-Pueblonuevo to only 6.000. Even so, the mines and factories, which were managed by a militarized S.M.M.P( the S.M.M.P continued working in Puertollano although with a more limited operation under French control), were tried to be put into operation, but workforce shortage was a big problem. In July of 1936 some 4.100 workmen worked in mines and factories in the region and after the National Army occupation, the number of available workmen t was 700 (of 2.150 miners only106 remained), so as many workers as possible were recruited from the bordering provinces. In the Republican area leaflets were thrown promising all kind of favours to the workmen who wished to come back and work their old jobs.


This proposal meant that in some months the number of workmen had improved to almost 1.800, making the return to the job with all the available means easy. One of the main objectives was to re-start La Maquinilla in order that people from Belmez could go to work in the mines and factories in Peñarroya. For this purpose, on 15th February 1937 the Council of Belmez asked the S.M.M.P. “ to establish easy means of communication in order that the workmen and employees from this society could move to their jobs”. This request was answered by the Lieutenant-Colonel, manager of the S.M.M.P , whose intention was to re-start the mining railing service but they didn’t have the specialized staff and besides it was necessary to take into account the restrictions in coal consumption.


As it was impossible set up new trains with timetables adapted to the shifts, in Belmez it was suggested that the Deputy Major tried to meet all the workers from Belmez in the same shift so that they could go and come back in the same train to save staff and fuel and the workers who couldn’t travel in that train would be transported by lorry.
By summer the problem still hadn’t been resolved, so most of the workers from Belmez who were employed in Peñarroya walked to work because the company didn’t adapt the timetable to the shifts. A commission was set up to study this problem which was resolved at the end of August to adapt the train timetable in order to transport the industry and mine workers at the same time so that none of them would have to wait too long before or after their shifs.

This meant that the most important mines continued working. The lead foundry and the electric power station, the General Garages and the factories of chemical products, and zinc factory (closed since March 1933) and the oleum one (closed in September 1931) were put into operation, this last one was very important for the manufacture of explosives  because this factory was the only one of this kind under the control of the Nationalist Army.

Logically, the working of these centres was very irregular and it was constantly altered due to the lack of specialized workforce and the war difficulties. For example, in April 1937 the ammunition factories of Peñarroya were bombed and in August of 1938 a Republican air attack destroyed the electric power station, which paralysed most of the factories for almost a month and caused the turning off of the coke furnaces. On the other hand, in October of this same year the Nationalist Army sent a “Battalion of miners”, formed by 400 prisoners which increased the number workers of the militarized S.M.M.P. to 2.174, so the production increased significantly.


In the working of these mines and factories two aspects should be noticed with reference  to the railways: the maintenance service of the material made in the General Garages and the use of La Maquinilla to transport goods between all the centres.

The General Garages, besides its use as a weapon and ammunition factory, became the nerve centre in the maintenance of all kind of military vehicles used at the front. The repairs of military automobiles and lorries, as well as the locomotives and carriages were made there. Just between October of 1936 and September of 1937, 1.541 cars, 172 locomotives and 89 carriages were repaired.

Related to its use during the war, the best reference is to the lecture of the Oficial Chronicler of Peñarroya-Pueblonuevo, Jerónimo López Mohedano, in the XXX Annual Meeting of Cordovan Chroniclers focused in this mining area, it was said that:
Rafael Soto Fernández, a stoker in 1936, remembered at 87 that at midnight in the eve of 11 to 12 of October, the taking of Peñarroya-Pueblonuevo by the Nationalist forces, some trade union mates, who also worked in the mining sector, went to his house. This sector had been paralyzed since 18 July after the declaration of the general strike, considering that for these months there hadn’t been coal production and only the minimum, necessary maintenance work had been done in the mines to run the mining development when it was possible. The workers of the mining sector had only made small repairs and jobs in this sense, but the night mentioned before the locomotives and facilities were sabotaged.
 “We stole the number 8 “Santa Rosa” and the number 10 “San Rafael” and another one I don’t remember. The other locomotives were dismantled because some people thought that we took  back control of the village and others and we thought that those who came wouldn’t be able to fix them. In “La Montera” garage was the number 9, “la Porvenir”, which was disassembled, because we thought it would be more difficult to  reconstruct. Some vital pieces, called the sectors, were buried in order not to  be found as well the tyres and other elements. Another Yankee, after being disassembled, was buried under a huge pile of wood at the base of the Garages in “el Cerco”, near La Montera. I think that “La María” and others stayed in El Porvenir or over there, that’s why we didn’t take them, but I’m not very sure of this”

The chronicler finishsed saying:
Some of the locomotives of the Mining Sector had been used in the evacuation of labourers. They were sent to Puertollano, via Almorchón where they pulled carriages from the same Sector, from the MZA or from the Andalusians which were full of fugitives because the Peñarroya Enterprise had already declared a logic interest in keeping then under their control in that mining area.
When the mining area was occupied by the rebellious, the works of putting into service the mining-industrial facilities began. They were under the direct control of the Spanish Bosses and engineers after the expulsion of most of the French staff, became militarized. The pieces of the sabotaged locomotives were found and the number 6, “la Vega” was repaired, which for more than five years exhibited on its sides: That which the red destroyed, the Falange reconstructs”.

With reference  to the important role that La Maquinilla had as a link between the mines and the factories of Belmez and Peñarroya, the most relevant data is: between  October of 1936 and March of 1939 in this branch line 13.275 carriages loaded with different goods and 10.647 carriages of coal with a total of 218.513 tonnes transported. 32.385 of these tones were directly for the National Army.
As the Republican Army knew the importance that La Maquinilla had for the mining and industrial production, they tried to boycott this branch line on numerous occasions. Even the S.M.M.P in its report in October of 1937 explained that within its 14 kilometers, it was attached by 350 ammunitions of artillery and seven aviation bombs.

Translation by Silvia Alonso Blanco
 

1 comentario:

  1. Es interesantísima la fotografía de"segundo escalón" (reparación) de los carros de combate , son dos FT 17 Renault que desconocía su participación en el frente Cordobés, este mismo modelo obsoleto tomo parte en la famosa toma del Cuartel de la Montaña en Madrid....le felicito por el magnifico trabajo de recopilación de estas páginas ,,,,Enhorabuena

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