jueves, 8 de agosto de 2013

NUESTROS FERROCARRILES EN LA GUERRA CIVIL I

Si en tiempos de paz el ferrocarril se constituía en eficaz medio de transporte, en tiempo de guerra era una poderosa arma en manos de los ejércitos, hasta el punto de que siendo imprescindible para los movimientos rápidos de tropas y armamento, las poblaciones por las que pasaba se convertían en objetivos de interés estratégico. En el Valle del Guadiato, además, se encontraban los más importantes yacimientos de carbón del sur de España y una industria química y fundiciones que podrían jugar un papel decisivo en la fabricación de armamento, como ya lo hicieran durante la Primera Guerra Mundial. Y por si eso fuera poco, a lo largo de las líneas se encontraban numerosos yacimientos de mineral cuyo laboreo en tiempo de paz no era rentable, pero que en tiempos de guerra sí eran susceptibles de ser explotados, volviendo el ferrocarril a ser el nexo de unión entre todos ellos, como lo había sido años antes.
Por razones evidentes, no se pretende aquí narrar todo lo sucedido en el Valle del Guadiato entre julio de 1936 y abril de 1939, baste indicar, a modo de brevísimo resumen, que la sublevación del ejército nacional triunfó en las ciudades de Córdoba y Sevilla, desde donde este ejército se lanzó a la conquista de toda la zona norte de ambas provincias y del sur de Badajoz y Ciudad Real, lo que no pudo conseguir totalmente. Quedó el frente de guerra estabilizado en el norte de Córdoba desde octubre de 1936 hasta casi el final de la contienda, siendo muchas las acciones militares que sucedieron durante ese periodo y de gran importancia en alguna de ellas la participación del ferrocarril.
Se inicia con este un resumen de la participación que los ferrocarriles tuvieron durante la Guerra Civil en nuestra cuenca minera, que para no hacerlo demasiado tedioso se ha dividido en cuatro partes.
 


Planos para la construcción de un refugio antiaéreo en la estación de Peñarroya
(Fuente: Archivo de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles)
El inicio de la guerra
En la tarde del 18 de julio de 1936, conociendo el triunfo de la rebelión militar en Córdoba y ante el temor de que desde allí se lanzara ese mismo día una ofensiva contra la cuenca minera, las Juventudes Socialistas de Belmez establecieron controles en los caminos y carreteras que comunicaban con la capital, por lo que la única posibilidad de salir aquel día era esperar los trenes de la noche para ir hacia Córdoba, Almorchón o Puertollano. Fue por ello por lo que esa tarde se concentró en las estaciones de Peñarroya y Belmez una multitud de personas con el fin de tomar alguno de esos trenes en una u otra dirección.
Todo quedó frustrado al convocarse esa misma noche una huelga general ferroviaria en todo el país que paralizó por completo la circulación de los trenes, razón por la que el tren que, procedente de Almorchón, iba hacia Córdoba, quedó retenido en la estación de Belmez. El tren que desde Córdoba venía en sentido ascendente sí que llegó a salir, pero quedó parado en Alhondiguilla, por lo que no llegó a la cuenca minera. El que desde Belmez salía hacia Almorchón y Madrid, que era el mismo que venía de Córdoba, no salió por no haber llegado éste.
En cuanto a los trenes de vía estrecha que salían hacia Puertollano, puesto que la sublevación militar también había triunfado en Pozoblanco, habían quedado suspendidos esa misma tarde y no se permitió la salida de trenes desde Peñarroya en ningún sentido.
A partir de entonces sólo La Maquinilla siguió funcionando con relativa normalidad, aunque acusando la escasa producción en minas y fábricas durante esos primeros meses de guerra. La línea de vía estrecha se puso en servicio para el uso público entre las estaciones de Azuaga y Belmez, y para uso del ejército republicano circularon por esta línea los trenes entre Puertollano y Villanueva de Córdoba, utilizados por batallones de mineros procedentes de la cuenca de Puertollano y que ayudaron a este ejército a tomar Pozoblanco el 15 de agosto, lo que permitió la reapertura de la línea al quedar toda ella en territorio republicano.
Igualmente se reanudó el servicio de la línea desde Belmez hacia Almorchón y Madrid, controlada también por el ejército republicano. Entre Belmez y Córdoba la circulación quedó suspendida.

Uno de los dos trenes de prisioneros que salieron de Pozoblanco
tras la toma republicana el 15 de agosto de 1936 (foto Mundo Obrero)
A finales del mes de septiembre se inició la ofensiva del ejército nacional hacia la cuenca minera. En su libro “La Guerra Civil en Córdoba”, Francisco Moreno Gómez, afirma que eran tres los fines que se perseguían con ello: alejar al ejército republicano de la línea férrea Sevilla-Mérida, que se había convertido en el eje fundamental que tenían los nacionales para los movimientos de sus tropas entre el norte y el sur de España; acabar con las peligrosas concentraciones de obreros anarquistas de Azuaga; y por último, ocupar toda las minas y fábricas de la cuenca del Guadiato, con un evidente interés estratégico y foco de las ofensivas republicanas hacia Córdoba capital. Hay que añadir que en Azuaga y Peñarroya-Pueblonuevo había sendos campos de aviación a disposición del ejército republicano.
El ataque hacia la cuenca minera se planeó al unísono desde Llerena y desde Córdoba, debiendo confluir en una misma fecha en Peñarroya-Pueblonuevo. Se puede comprobar la importancia que se le daría al posible movimiento de tropas por ferrocarril, pues desde Badajoz se haría el ataque siguiendo la línea desde Fuente del Arco hasta Peñarroya y desde Córdoba subiendo por la línea hacia Belmez y Almorchón.
Por el lado extremeño, en seis días, del 21 al 26 de septiembre, se tomaron consecutivamente Ahillones, Berlanga, Azuaga y Granja de Torrehermosa, plantándose a las puertas de Fuente Obejuna, que fue tomada finalmente el 1 de octubre. Para la defensa de este pueblo, que se hizo con la ayuda de los mineros de Puertollano, se enviaron desde Peñarroya unos 50 camiones y un tren repleto de obreros de Peñarroya.
Por la zona de Los Pedroches, una vez conquistado Pozoblanco por el ejercito republicano, la vía estaba abierta entre Peñarroya y Puertollano, y viendo la gravedad de lo que estaba sucediendo, la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (S.M.M.P.) decidió enviar la mayor parte de las locomotoras y vagones de la vía estrecha a la zona de Puertollano, suponiendo que allí estarían más protegidos de posibles ataques. Sin embargo, un informe del Servicio Militarizado de la S.M.M.P. de octubre de 1937 veía las cosas de otro modo, indicando que:   
"Este ramal de la Compañía de los Ferrocarriles de Peñarroya y Puertollano, filial de la Sociedad de Peñarroya, tiene liberada y en explotación normal solamente su línea de Peñarroya a Fuente del Arco, vía de excepcional importancia por unir, a lo largo del frente, la zona de Córdoba con la de Extremadura.
Las dificultades con que ha habido que luchar para tener organizado este servicio tan importante para la Patria resaltan con sólo señalar que a la entrada en Peñarroya del Glorioso Ejército Nacional, huyeron con los rojos la casi totalidad del personal especializado, quedando únicamente 68 empleados y obreros de un total de 341, y llevándose consigo gran cantidad de material, no dejando más que el siguiente:
2 locomotoras de un total de 23
5 coches de un total de 63
1 furgón de un total de 17
224 vagones de un total de 530
Con todo esmero y fervor patriótico, con trabajo perseverante, y sin tener en cuenta la cuestión económica, se han vencido estas dificultades capacitando nuevo personal, improvisando y alquilando a cualquier precio locomotoras de otros ferrocarriles".


Planos para la construcción de un refugio antiaéreo en la estación de Belmez
(Fuente: Archivo de la Fundación de los Ferrocarriles Españoles)

Lee la segunda parte: Nuestros Ferrocarriles en la Guerra Civil (II)


In war time the railway transport was used as a powerful weapon for both armies, it was essential for the rapid movements of troops and armament, this turned villages with train stations into strategic objectives. In addition in the Valle del Guadiato there were the most important coalfields in the south of Spain, a chemical industry and foundries which could play a crucial role in the manufacture of armament, as during the Great War. In addition through the railway network there were a lot of mineral deposits which were very useful in war time, so the railway was the link between all of them.

This is not the time to say what happened in the Valle del Guadiato during the civil war, just a small summary: the Nationalists controlled Córdoba and Seville from where they embarked on the conquest of the north of both provinces and the south of Badajoz and Ciudad Real. The front was established in the north of Córdoba from October 1936 until almost the end of the war, so many attacks happened in this period in some of which the railway was very important.
The role of the railway in our mining area is set out in four parts.

The beginning of the war
In the afternoon of 18th July 1936 it was known the victory of the military rebellion in Córdoba and for fear that an offensive was launched against the mining area that very day, the Socialistist Youth Association from Belmez established checkpoints on paths and roads which were connected to the capital. The only way to get away that night was by night train to Córdoba, Almorchón and Puertollano. That’s the reason why a crowd gathered at the railway stations in Peñarroya and Belmez with the objective of taking a train.

But a general train strike was called across the country and the train routes were cut off, so the train coming from Almorchón to Cordoba was held back in Belmez. On the other side the train coming from Córdoba was stuck in Alhondiguilla so it didn’t get to the mining area.  
As the rebel coup had achieved control in Pozoblanco, no trains could depart from Peñarroya to anywhere which included the narrow gauge trains to Puertollano.

From then just La Maquinilla went on working almost normally, although it suffered the scarce production in mines and factories in the first months of the war. The narrow gauge line was put into service for public use between Azuaga and Belmez stations and for the Republican Army use between Puertollano and Villanueva de Córdoba, which were used by miners battalions from Puertollano area who helped this army to take Pozoblanco on 15th august, this event permitted the re-opening of the line because all of it was in Republican territory.

The service of the line from Belmez to Almorchón and Madrid, which was also controlled by the Republican Army, was re-started. Between Belmez and Cordoba the service was cancelled.
At the end of September the Nationalist Army offensive was launched in the mining area. Francisco Moreno Gómez in his book La Guerra Civil en Córdoba says that this attack has three objectives: moving the Republican Army away from the Seville-Mérida railway line, which had become the central strategic focus used by the Nationalists for the movements of their troops from the north to the south of Spain; putting an end to the dangerous gatherings of Anarchist workers in Azuaga; and finally gaining control of the mines and factories in the Guadiato mining area, with a strategic interest and the main focus of the Republicans offensives against Cordoba city. It is also important to add that in Azuaga and Peñarroya-Pueblonuevo there were airfields for Republican Army use.

The attack on the mining area was planned at the same time from Llerena and Cordoba, and converged on the same day in Peñarroya-Pueblonuevo. For this event the movement of the troops by the railway would have been very important, because the attack from Badajoz was made using the line from Fuente del Arco to Peñarroya and from Córdoba going up from Belmez to Almorchon.

In Extremadura from 21th to 26th September, in just six days, Ahillones, Berlanga, Azuaga and Granjade Torrehermosa were taken consecutively so the offensive approached Fuente Obejuna which was taken on 1st October. The defence of this village was made with the help of the miners from Puertollano and 50 lorries and a train full of workmen sent from Peñarroya.
Once Pozoblanco was conquered by the Republican Army, the Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroy (S.M.M.P) decided to sent most of the narrow gauge line locomotives and coaches to the Puertollano area in order to protect them from possible attacks. However, a report from The S.M.M.P Militarized Service in October of 1937 showed a different opinion:

 “ This branch line of the Compañía de los Ferrocarriles de Peñarroya y Puertollano, a subsidiary of the Sociedad de Peñarroya, has been liberated and returned to the normal use, only the line Peñarroya to Fuente del Arco, a line of exceptional importance to link the region of Córdoba and Extremadura.
The difficulties that have been faced organizing such an important service for the Homeland stand out just marking that when the glorious National Army came in, most of the specialised staff ran away with “the reds” and just remained 68 employées and workmen from a total number of 341, and they took away a lot of material and only left behind:

2 locomatives from a total of 23
5 cars from a total of 63
1 van from a total of 17
224 coaches from a total of 530

Very carefully, with patriotic fervor and persistent work, and without taking into account question of economics, these difficulties have been surmounted, recruiting new staff, improvising and renting locomotives from other railways at any price”
 

Translation by Silvia Alonso Blanco 
 

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