jueves, 28 de febrero de 2013

50 años de preguntas sin respuesta

Fuente: infoguadiato
El pasado miércoles, día 27 de Febrero, tuvo lugar en el Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo un pleno ordinario en el que ha sido aprobado el pliego de condiciones para la cesión del Cerco y fincas anexas para su rehabilitación, restauración ambiental, integración y desarrollo urbanístico por un plazo de 50 años y 10 prorrogables.

Sin dejar de reconocer que esta es, o puede llegar a ser, una buena noticia para el desarrollo económico de dicha localidad y una solución a parte de sus problemas endémicos como lo son la falta de empleo en la población joven o la contaminación de los terrenos en el mismo corazón del municipio tras décadas de actividad industrial, nuestro colectivo tiene la duda razonable sobre si quienes gobiernan este municipio habrán obrado correctamente o, por el contrario, habrán establecido unas condiciones contractuales que, a largo plazo, podrían comprometer el progreso del mismo.

 ¿Se salvará este edificio? ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Con qué criterio?
El dilema se fundamenta, en primer lugar, en que desde que se conoce el interés por parte de algunas compañías extranjeras en la explotación del subsuelo del Cerco y sus alrededores nunca se ha iniciado un debate serio entre los grupos políticos de la primera institución local con el objetivo de racionalizar y planificar los usos de aquellos. En este sentido, el pliego de condiciones aprobado ayer por nuestras autoridades, lejos de ser elaborado en colaboración con colectivos medioambientales, empresariales, vecinales y/o patrimoniales de la localidad, ha sido presentado a la sociedad peñarriblense como un paquete cerrado, unívoco y obligatorio.

En segundo lugar, y una vez que se ha obviado la primera circuntancia, nuestras instituciones han carecido de la pedagogía suficiente a la hora de explicar las consecuencias que para el futuro de Peñarroya-Pueblonuevo podría  suponer la validación  de un documento tan importante. A día de hoy, la sociedad peñarriblense no ha sido informada de las ventajas, inconvenientes, beneficios y riesgos que se derivan de un contrato que va a afectar a Peñarroya-Pueblonuevo económica, medioambiental, urbanística y patrimonialmente nada más y nada menos que durante el próximo medio siglo.

 ¿Y si dentro de 10 años disponemos de dinero para restaurar este edificio?
¿Tendremos permiso para restaurarlo?
A nivel patrimonial, el documento adolece del debido consenso asociativo y no ha sido revisado por historiadores, expertos en Patrimonio Industrial y Fundaciones con el objetivo de encontrar un equilibrio entre intereses económicos y bienes culturales. Actualmente, a 15 días de la firma del convenio, ignoramos cuántos edificios y construcciones del Cerco Industrial de Peñarroya van a ser respetados o salvados de la desaparición, con qué criterio, en qué plazos y, sobre todo, en qué condiciones.

El hecho de que existan tantas preguntas sin responder en este asunto, pone de manifiesto, con independencia del   éxito de la operación financiera, el nivel de improvisación con que ha trabajado el consistorio desde el punto de vista patrimonial y la falta de planificación que ha demostrado en  cuanto a  gestión del territorio.

¿A quién corresponde establecer si este objeto se salva o se destruye?
¿Al posible empresario? ¿ A un técnico del Ayuntamiento?
¿A expertos en Patrimonio? ¿A todos?
Asimismo, la aprobación sin el más mínimo diálogo con los colectivos que representan a la ciudadanía local no solo supone una falta de consideración hacia el pueblo soberano como tal, sino que demuestra, una vez más, cuán baja está cayendo la calidad democrática de las intituciones que supuestamente nos representan y  velan por nuestro bienestar.   

Hoy, en 2013, no ha podido ser. Esperamos, al menos, que en 2063 (o 2073) los contratos sociales prevalezcan sobre los puramente finacieros y/o económicos. Pase lo que pase, lo que si es seguro es que muchos de nosotros no lo veremos.

2 comentarios:

  1. Confiemos por primera vez en muchos años en nuestras instituciones. Toda esta actividad y necesidad de conservación es posible que conviva si se hacen bien las cosas. No pongamos la tirita antes de la herida. Somos muchos los que confiamos en el buen hacer pero a su vez estamos vigilantes. Dejemos actuar que si no se hace como indican nuestros tiempos, ya actuaremos, ya.

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  2. La falta de transparencia y la nocturnidad, delatan los actos. Y ahora mismo, en España, cuesta confiar en la casta política. Otra muestra más de la escasa calidad del concepto de democracia que nos han ido vendiendo, o metiendo con cuchara sopera. Ese pliego de condiciones tendría que haber sido público desde hace un tiempo, para dar la oportunidad a los ciudadanos de Peñarroya-Pueblonuevo, en particular y del resto de España, en general, a opinar o manifestarse. Pero eso no interesa.

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