Hace unos
días, navengando por el universo de internet, encontré casualmente este
montaje fotográfico, publicado en youtube por Manuel Falcón Montero.
No se si fue el efecto nostálgico que producen las imágenes en blanco y
negro o el característico sonido del banjo que las
acompaña, típico de las películas de la conquista del oeste, pero su visionado me hizo reflexionar sobre la gran oportunidad que supuso
para unos pueblos y ciudades tan dispares en lo geográfico,
histórico, geológico, laboral y/o social el hecho de estar unidos por este pequeño (por lo estrecho) y gran (por lo largo) ferrocarril.
Las
fotografías, tanto por su calidad como por su contenido, pertenecen
al canto del cisne de la línea, en la década de los 60. Así lo
atestigua la presencia de los automotores franceses Billard, una
especie de autobuses sobre raíles montados en 1958 por la SMMP en el Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo merced al acuerdo de ésta
última con el Estado (EFE), en el marco general de modernización de los
ferrocarriles de vía estrecha.
40
años después, comparo estas imágenes con la realidad y pienso si
verdaderamente existió. Los restos iberos, romanos o griegos de hace dos
milenios se conservan mejor que los equivalentes de este ferrocarril:
la estación de Puertollano ha sido sepultada por la soberbia del AVE,
la estación de Pozoblanco hay que buscarla debajo de su Hospital; la de
Peñarroya se hunde en el olvido, junto al resto de edificios naúfragos
del Cerco; la de Pueblonuevo del Terrible ejerce de triste decorado en
el vial norte; el viaducto del Horcajo aparece "clavado" en medio de
la flora del lugar, sin entrada ni salida, como un cuerpo extraño,
dañino, encapsulado por la piel de la sierra. Solo el tunel de esta
última población, de un kilómetro de longitud, mantiene algunas de las
funciones para las que fue diseñado y continúa siendo, hoy, el único
cordón umbilical entre esta aldea y la civilización.
Una
vez roto el vínculo que las unía, las 20 poblaciones por las que
discurría la vía viven, o sobreviven en su mayoría, de espaldas las
unas a las otras, cuando no enfrentadas, nadando aisladas en la
tempestad de este mundo competitivo, a la búsqueda de su propia tabla de
salvación.
Por
lo tanto, la apertura de la antigua plataforma ferroviaria Fuente del
Arco-Peñarroya-Puertollano como Vía Verde intercomarcal e
interregional ayudaría enormemente a corregir esta situación de
aislamiento y desprecio mutuo, eliminar prejuicios y estimular un
intercambio económico, social y cultural tan necesario como el
que proporcionaba antaño la vía estrecha. Las bicicletas sustituirían a
los trenes de vapor, diésel y eléctricos, las antiguas estaciones
reconvertidas en albergues a los coches de viajeros y los usuarios de la
misma a las mercancías.
Han
desaparecido sólo 20 km del trazado original, entre la capital del
Valle de los Pedroches y Villanueva de Córdoba. Pese a
todo, quedan otros 220, suficientes como para constituir con el tiempo,
nada más y nadas menos, que la Vía Verde más larga de Europa.
Querámoslo
o no, la época dorada de este ferrocarril ya pasó y nunca volverá por motivos de tipo económico, político y social. Ahora, los hijos y los
nietos de quienes utilizaron y vieron pasar este medio de transporte, a
todos ellos, pacenses, cordobeses y ciudadrealeños, tienen la
responsabilidad de luchar por recuperar esta vía para un encontrar un
nuevo desarrollo.
Totalmente de acuerdo.
ResponderEliminarLo mismo digo. Totalmente de acuerdo.
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