jueves, 22 de diciembre de 2011

Encontrar futuro en el pasado

 

Hace unos días, navengando por el universo de internet, encontré casualmente este montaje fotográfico, publicado en youtube por Manuel Falcón Montero. No se si fue el efecto nostálgico que producen las imágenes en blanco y negro o el característico sonido del banjo que las acompaña, típico de las películas de la conquista del oeste, pero su visionado me hizo reflexionar sobre la gran oportunidad que supuso para unos pueblos y ciudades tan dispares en lo geográfico, histórico, geológico, laboral y/o social el hecho de estar unidos por este pequeño (por lo estrecho) y gran (por lo largo) ferrocarril.

Las fotografías, tanto por su calidad como por su contenido, pertenecen al canto del cisne de la línea, en la década de los 60. Así lo atestigua la presencia de los automotores franceses Billard, una especie de autobuses sobre raíles montados en 1958 por la SMMP en el Cerco Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo  merced al acuerdo de ésta última con el Estado (EFE), en el marco general de modernización de los ferrocarriles de vía estrecha.

40 años después, comparo estas imágenes con la realidad y pienso si verdaderamente existió. Los restos iberos, romanos o griegos de hace dos milenios se conservan mejor que los equivalentes de este ferrocarril: la estación de Puertollano ha sido sepultada por la soberbia del AVE, la estación de Pozoblanco hay que buscarla debajo de su Hospital; la de Peñarroya se hunde en el olvido, junto al resto de edificios naúfragos del Cerco; la de Pueblonuevo del Terrible ejerce de triste decorado en el vial norte; el viaducto del Horcajo aparece "clavado" en medio de la flora del lugar, sin entrada ni salida, como un cuerpo extraño, dañino, encapsulado por la piel de la sierra. Solo el tunel de esta última población, de un kilómetro de longitud, mantiene algunas de las funciones para las que fue diseñado y continúa siendo, hoy, el único cordón umbilical entre esta aldea y la civilización.

Una vez roto el vínculo que las unía, las 20 poblaciones por las que discurría la vía viven, o sobreviven en su mayoría, de espaldas las unas a las otras, cuando no enfrentadas, nadando aisladas en la tempestad de este mundo competitivo, a la búsqueda de su propia tabla de salvación. 

Por lo tanto, la apertura de la antigua plataforma ferroviaria Fuente del Arco-Peñarroya-Puertollano como Vía Verde intercomarcal e interregional ayudaría enormemente a corregir esta situación de aislamiento y desprecio mutuo, eliminar prejuicios y estimular un intercambio económico, social y cultural tan necesario como el que proporcionaba antaño la vía estrecha. Las bicicletas sustituirían a los trenes de vapor, diésel y eléctricos, las antiguas estaciones reconvertidas en albergues a los coches de viajeros y los usuarios de la misma a las mercancías.

Han desaparecido sólo 20 km del trazado original, entre la capital del Valle de los Pedroches y Villanueva de Córdoba. Pese a todo, quedan otros 220, suficientes como para constituir con el tiempo, nada más y nadas menos, que la Vía Verde más larga de Europa.

Querámoslo o no, la época dorada de este ferrocarril ya pasó y nunca volverá por motivos de tipo económico, político y social. Ahora, los hijos y los nietos de quienes utilizaron y vieron pasar este medio de transporte, a todos ellos, pacenses, cordobeses y ciudadrealeños, tienen la responsabilidad de luchar por recuperar esta vía para un encontrar un nuevo desarrollo.

2 comentarios: