Pablo Luque es colaborador ocasional de la Asociación La Maquinilla casi desde el principio de nuestra andadura y está considerado uno de los mayores expertos en vías verdes de España. Ha realizado numerosos estudios académicos y publicado ensayos divulgativos en sobre antiguos trazados ferroviarios en desuso de nuestro territorio. En sus ratos libres, para descansar, es activista de las Vías Verdes, no importa dónde se encuentren. Hoy, con motivo del Día Internacional de los Monumentos y Sitios, ha querido dedicar unas líneas en este medio de comunicación para recordarnos, a todos, que las Vías Verdes, por encima de su valor deportivo o turístico, son monumentos en sí mismos.
Desconocíamos por completo esta efeméride, por lo que su artículo, que reproducimos a continuación, no puedes ser más oportuno:
Cada 18 de abril tiene lugar el Día Internacional de los Monumentos y
Sitios, propuesto por el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS)
el 18 de abril de 1982 y aprobado por la Asamblea General de la UNESCO al año
siguiente. Esta jornada sirve para promover la toma de conciencia acerca de la
diversidad del patrimonio natural y cultural de la humanidad, de su
vulnerabilidad y de los esfuerzos que se requieren para su protección y
conservación.
Todos conocemos que las Vías Verdes son antiguos
trazados ferroviarios en desuso reutilizados como itinerarios no motorizados,
aptos para caminar, ciclismo, correr, patinar, rutas ecuestres, movilidad
reducida, etc. Gracias a las cuáles tenemos acceso al extraordinario
patrimonio natural (a veces son Espacios Naturales Protegidos) y patrimonio
industrial y/o ferroviario (en ocasiones son Bienes de Interés Cultural) que
inunda nuestra geografía nacional, que de otra manera sería verdaderamente
complicado. En sí mismo, estos espacios se comportan como verdaderos Monumentos
y Sitios Naturales, aunque no existan ninguna mención o reconocimiento oficial
hacia las mismas.
Cuántos de nosotros, los viaverdistas, hemos gozado de un paisaje natural,
un viaducto, un túnel, un edificio ferroviario, una chimenea de fundición, una
cantera-mina o una locomotora-vagón, a la vez que practicamos nuestro deporte
favorito gracias a la Vía Verde. Es decir, convertimos este antiguo espacio industrial-ferroviario
en una verdadera instalación deportiva- turística al aire libre.
Pues bien, este año 2016 ICOMOS ha querido dedicarlo al Patrimonio
Deportivo. Por tanto, debemos estar de enhorabuena, por que las VÍAS VERDES aúnan
Patrimonio, Naturaleza, Cultura y Deporte.
Un monumento visto desde otro monumento: el Castillo de Belmez
desde la Vía Verde de La Maquinilla
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