Se trata de una película
de corta duración, menos de una hora, en la que los actores eran personas
deformes, lisiados o mutilados, en definitiva, lo que en aquella época eran
considerados “monstruos” de feria. El director no utilizó efectos especiales, todo
era real, por lo que las críticas fueron terribles y fue calificada de
repugnante, hasta el punto de que hubo que retirarlas de los cines.
Como sucede con las
películas de culto, con el tiempo fue ganando prestigio y en la actualidad es
todo un referente. Merece la pena echarle un vistazo. De vez en cuando la ponen
en la 2, eso sí, siempre a horas intempestivas. También se pueden ver algunos
trozos en internet.
Del título de esta
película “Freaks”, surge el inglés “Freaky” y el castellanizado “Friki”, con el
que hasta hace unos años se aludía a “monstruos”, personas antisociales,
lumpen, degenerados o como quiera llamarse.
Con el tiempo, la
palabra se ha ido utilizando para denominar a personajes más o menos extraños o
que tienen alguna afición, forma de vida o gusto desmesurado por algo. Va
teniendo un tono jocoso y hasta cariñoso.
La Real Academia
Española la admite en el avance de la vigésima tercera edición del Diccionario,
dándole tres acepciones 1. Extravagante, raro o excéntrico. 2. Persona pintoresca y extravagante.
Y 3. Persona que practica desmesurada y
obsesivamente una afición.
A esta última nos vamos.
Nunca quise utilizar públicamente la palabra friki para referirme a los
aficionados al ferrocarril en general y a los “amigos del ferrocarril” en
particular. Pero como fue Álvaro Olivares, el presidente de la Asociación
Cordobesa quien la utilizó para referirse al grupo en el pasado IV encuentro de
la ACAF, creo que ya se puede usar sin que nadie se sienta molesto. La
evolución de su significado en los últimos años lo permite.
Sí, algo así debe ser esta
gente. Aventurarse a una excursión por la línea del ferrocarril Córdoba-Málaga,
parando en casi todas las estaciones a fotografiar hasta el último tornillo,
buscando cualquier placa, cartel o estructura metálica de más o menos años, es
una afición obsesiva. Ver un tren es la locura, el despiporre.
Todavía me sorprende que
muchos de ellos, ferroviarios de profesión, alucinen cuando ven pasar un tren y
lo fotografíen por delante, por detrás y por los costados. Increíble. Modifican
el programa establecido porque, consultando los horarios, han sabido que “dentro
de cinco minutos pasa un AVE por la estación de Puente Genil, nos pilla cerca”.
Y bajan todos a hacer cientos de fotografías al AVE que iba para Málaga. Ni
un águila imperial hubiera suscitado tanto interés.
Además de la modernísima
estación del AVE de Puente Genil, visitamos las más antiguas, pero no por ello
abandonadas, estaciones de Majaneque, Aguilar de la Frontera, La Roda,
Casariche, Puente Genil (la de siempre), Montilla, Montemayor y Torres Cabrera.
El personal de ADIF se encargó de abrirlas para que las visitáramos.
Como ya se adelantó en
el programa, en la estación de Puente Genil estaba la exposición fotográfica
conmemorativa de los 150 años de la línea, y la comida fue en la estación de
Montilla, donde además nuestro amigo Ortega Anguiano nos habló del origen, lo
que fue y lo que es la línea. Por cuestión de horario, fue una charla corta,
pero intensa. No había tiempo para más, pero, personalmente, se me quedaron
algunos detalles de la relación de la línea Córdoba-Málaga con las minas del
Guadiato.
En fin, una buena
jornada en la que me quedó claro lo que es esta gente: FRIKIS. Ya
lo dijo Álvaro.
Buen comentario de la jornada y el término realmente es FRIKI así en mayúsculas. Quizás las mentes pensantes del país tendrían que ir pensando en declarar a los Amigos del Ferrocarril "especie en peligro de extinción" ya que a medida que se muera el tren o que lo dejen morir irán desapareciendo este puñado de FRIKIS. Hemos de pensar que prácticamente ya no circulan por esa "piel de toro" trenes con locomotora y coches y sólo se ven AVES y demás pajarracos, pero eso ya es otro cantar....
ResponderEliminarSalud y trabajo,
Albert