jueves, 19 de junio de 2014

UNA MAÑANA EN LA ESTACIÓN DE EL SOLDADO

 
 
Durante las IV Jornadas de Historia de Villanueva del Duque, a las que habíamos sido invitados para hablar del ferrocarril Fuente del Arco-Peñarroya-Puertollano, uno de los asistentes, Antonio María Calero Cabrera, geólogo y de los mejores conocedores de la minería del Valle de los Pedroches, se ofreció a hacer una visita guiada por las minas de plomo de El Soldado. Y allá que nos fuimos. Esta es una pequeña crónica de lo que vimos esa mañana y alguna de las cosas que aprendimos.
 


Explotadas ya por los romanos, las minas de la zona Alcaracejos-Villanueva conocieron una nueva época en las últimas décadas del siglo XIX, alcanzando su máxima producción ya en el siglo XX merced a la construcción del ferrocarril de vía estrecha en 1906, que permitió enviar el mineral extraído a la fundición de Peñarroya. La política de la SMMP fue primero establecer alianzas con la Sociedad Escombreras Bleyberg, propietaria de algunas de las mejores minas de la zona, Triunfo, Pepita y Luisa, constituyendo entre ambas la Sociedad Minera de Villanueva del Duque en 1903 y absorbiéndola definitivamente unos años más tarde.


Lavadero de mineral y Pozo Pepita Norte - 1926
 
En torno a estas minas, a unos dos kilómetros de Villanueva del Duque, la SMMP creó el llamado Cerco de El Soldado, junto a la estación del mismo nombre, donde instaló en 1909 una central eléctrica (ampliada en 1910 y 1911), el lavadero de mineral del Pozo Pepita Norte en 1910, un hospital en 1912 y hasta un grupo de escuelas en 1916, que serviría para la educación de los hijos de los casi 2000 mineros que trabajaron en las minas hasta su cierre en 1933.
 
Zona residencial de El Soldado - Casas de ingenieros
Central eléctrica
Casas de empleados


Hospital
Para alojar a estos trabajadores construyó cuarteles en las proximidades de las mina, hoy desaparecidos, además de casas para ingenieros y directivos, en el interior del Cerco, cuartel de la Guardia Civil, iglesia, cantinas, economatos, etc., cuyos restos conforman un interesante patrimonio, desgraciadamente bastante degradado y de propiedad privada.
En cuanto a los ferrocarriles y ramales que servían a estas minas e industrias, desde la estación salían dos ramales de vía métrica, uno hasta la central eléctrica y otro al lavadero, de cuyas instalaciones y trazado se conservan algunos restos. También hay que destacar el sistema de transporte mecánico que en 1910 se estableció desde los pozos Triunfo, Carolina, Granito, Pepita Sur y Luisa hasta el lavadero del Pepita Norte, toda una obra de ingeniería de la que se conservan también bastantes restos.


Restos de infraestructuras para el transporte de mineral
Estas minas fueron extraordinariamente productivas, situándose en su época en el primer puesto de Europa. Más de 600.000 toneladas de plomo se extrajeron de ellas en apenas tres décadas, la mitad de las cuales procedían del pozo Luisa, que con más de 600 metros fue el más profundo de la provincia de Córdoba.
Pozo Luisa - 1926
 
Base del castillete y sala de máquinas del Pozo Luisa

Base del Castillete y sala de máquinas del pozo Pepita Norte 
Seguir hablando de estas minas daría para mucho más, por lo que hay que conformarse, por ahora, con estas pinceladas de lo que El Soldado fue. Ya habrá ocasión para algo más.



Escombreras de estériles: un paisaje lunar

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