Con demasiada frecuencia, la gente de nuestra comarca se ha acostumbrado a no mirar o a mirar los restos de su historia contemporánea con aire melancólico, sin ser conscientes de que nuestro punto de vista sobre las cosas puede cambiar en función del lugar desde donde las observamos. Lógicamente para mejorar.
La Fundación Cuenca del Guadiato se ha propuesto, nos ha propuesto a todos, que hagamos el esfuerzo de desplazarnos hacia otro punto del horizonte desde donde contemplar nuestro patrimonio, tratando de encontrar su lado bello, singular, mágico. Y es que como John Aldrin acertó en llamar al pisar la luna, hay un punto de "magnífica desolación" en los elementos físicos abandonados de nuestro ayer.
El pasado mes de Diciembre se falló el Concurso de fotografía "Buscaminas". A juzgar por el delicioso vídeo de la exposición que nos ha llegado, podemos asegurar que nivel ha sido muy alto. En cualquier caso, la calidad de las obras no es tan importante si lo comparamos con el hecho de haber reunido a medio centenar de ciudadanos alrededor de la estética de nuestras ruinas.
Desde aquí damos la enhorabuena a los vencedores. Esperamos que en el año que viene encontremos nuevas perspectivas, originales sentimientos audiovisuales que nos ayuden a colocar a los paisajes mineros, industriales y ferroviarios de nuestra tierra en el lugar que se merecen.
Puede que sintamos pena cuando divisamos alguno de estos escenarios. Sin embargo, créanme, otear nuestra propia devastación a través de una cámara de fotos es un paso de gigante madurativo para esta sociedad. Antes ni siquiera mirábamos. Estábamos ciegos.
Aquéllo a lo que no miramos nunca existirá. Nuestros ojos, nuestra memoria visual, son el punto de partida para el cambiar algún día ese dolor por el disfrute de nuestros fósiles de ladrillo, hierro, cristal y hormigón.
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