En la línea Belmez-Córdoba el día 14 de agosto fueron a la huelga los
trabajadores de Andaluces del depósito de locomotoras de Cercadilla, en
Córdoba, parando también el resto de personal. Con el fin de que se pudieran
desplazar las tropas a los puntos más conflictivos, la compañía estableció unos
servicios mínimos consistentes en “invitar” a los maquinistas en huelga a que
acudieran a su trabajo, y los que no lo hacían eran obligados por el ejército.
Esto permitió que de madrugada saliera el tren mixto con destino a Belmez, en
el que, además del maquinista y el fogonero, viajaban un oficial del ejército y
dos parejas de la Guardia Civil con instrucciones de hacer fuego contra todo
aquel que pretendiera interrumpir la marcha.
Guardia Civil acuartelada en Belmez |
Sin embargo, los disturbios se
recrudecieron en Pueblonuevo, Belmez y Espiel, resultando heridos por disparos
un cabo del Regimiento de la Reina y varios trabajadores, lo que pone de
manifiesto los graves enfrentamientos que se produjeron entre trabajadores y
militares, culminando con la clausura de todos los centros obreros de la
comarca y la detención de entre 15 y 20 obreros, incluidos los líderes de la
huelga.
Curiosamente, la información oficial
nada indicaba al respecto, pues la prensa provincial sólo recogía la crónica de
la corrida de toros que se celebró en Pueblonuevo del Terrible con ocasión de
la feria de agosto, poniéndola como ejemplo de normalidad en la comarca.
En Córdoba fueron detenidos el
presidente y el vicepresidente de los ferroviarios de Andaluces, entre otros
muchos obreros, por haberse sumado a la huelga. Ante la gravedad de la crisis
se movilizó a todos los individuos sujetos al servicio de las armas que
pertenecieran a M.Z.A. y Andaluces, con lo que los que hasta entonces habían sido
ferroviarios pasaban a ser considerados soldados del ejército, sometidos a la
disciplina militar.
A partir de entonces la situación
tendió a normalizarse, más por el principio de acuerdo que se estaba logrando
en el resto del país, que por la situación en la cuenca minera, sumamente
alterada, hasta el punto de que los piquetes revolucionarios habían arrancado
más de un kilómetro de vía en Belmez, en las proximidades de El Montadero, para
asegurarse de que no se restableciera el normal servicio de La Maquinilla,
impidiendo que los mineros de Belmez acudieran a su trabajo en la mina Santa
Elisa y que el resto de obreros y empleados fueran a trabajar a las industrias
del Cerco.
El día 17 volvió al trabajo en
Córdoba el personal del depósito de locomotoras de Cercadilla, por lo que se decidió la puesta
en libertad de varios de los detenidos, incluyendo al vicepresidente de los
ferroviarios de Andaluces, retirándose los soldados que habían estado
desarrollando sus tareas de vigilancia en la estación. Los empleados de M.Z.A.,
aunque habían convocado huelga para el día 20, confiaban en que esta no se
llevaría a efecto, circulando los trenes hacia Almorchón con relativa
normalidad a pesar de los repetidos intentos de sabotaje en las estaciones de
Peñarroya y Belmez.
Cerco Industrial de Peñarroya |
El día 18 la huelga general seguía en
la comarca del Guadiato, aunque había perdido ya bastante fuerza, volviendo al
trabajo más de 850 mineros y parte de los trabajadores de los talleres de
Peñarroya. Los sindicatos ferroviarios de Belmez y Espiel solicitaron al Gobernador
Militar la puesta en libertad de los sindicalistas detenidos en estos dos
pueblos durante la huelga. Sin embargo, el corresponsal del Diario de Córdoba
en Espiel escribía que “la huelga de los mineros sigue en el mismo estado
que ayer, aunque la actitud es pacífica. Ya se suena decir que los obreros
padecen los efectos del hambre”.
Al día siguiente la Sección de M.Z.A.
en Córdoba de la Federación Nacional de Ferroviarios Españoles dejó sin efecto
el anuncio de huelga que hizo el día 13 y que debía iniciarse el día 20, sin
que en esta compañía se hubiera hecho paro alguno en la provincia. Y a
su vez se envió al Gobierno una carta firmada por todos los empleados de
M.Z.A. en Córdoba “protestando contra los actos vandálicos ejecutados en
varios puntos de la nación, prometiendo su adhesión incondicional y permanecer
en el lugar que a cada uno corresponde o se le confíe para asegurar la normal
ejecución del servicio, creyendo que con su lealtad sirven a la Compañía, al
Gobierno y a su Patria”.
En esta situación, el final de la
huelga estaba próximo. El día 20 se desconvocaron las movilizaciones en la
comarca y regresaron a Córdoba la mayoría de las tropas, aunque quedaron
algunas parejas de la Guardia Civil de refuerzo en Pueblonuevo, Belmez y Espiel
hasta que la normalidad fuera completa.
Tras la reparación de los daños
causados en el ferrocarril minero y en las líneas de transporte interno, el día
27 circularon ya los primeros trenes cargados de carbón.
Y así como en el resto de España el
resultado de la huelga fue la desarticulación y derrota de las organizaciones
obreras, la detención de cientos de sindicalistas y el despido de miles de
empleados, sin conseguir nada de lo que pretendían; en nuestra comarca sucedió
todo lo contrario: Conseguida la unidad de acción entre las organizaciones
obreras de todos los pueblos, esta huelga fue el ensayo general de las que
habrían de producirse en los años siguientes: agosto de 1918, abril y mayo de
1920 (34 días de duración), otra en 1921 (64 días), y finalmente la llamada
“Huelga de los Tres Meses” (94 días), en 1922.
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