jueves, 24 de noviembre de 2016

ALMORCHÓN-PEÑARROYA-CÓRDOBA. EL NO LIBRO

A raíz de la publicación en este blog de la reseña del recientemente editado libro “Almorchón-Belmez-Córdoba. El Ferrocarril del Guadiato”, ha habido bastantes comentarios en las redes sociales que manifestaban que el título correcto debería ser “Almorchón-Peñarroya-Córdoba”, por ser Peñarroya-Pueblonuevo la localidad más importante por la que discurría la línea.
 
 
Se trata ahora de aclarar las cosas y de divulgar un poco de cultura ferroviaria básica.
Plano esquemático con las cinco líneas ferroviarias del Guadiato
Hubo un tiempo en el que no existía la RENFE. La Renfe se creó en 1941, pero ferrocarriles había en España desde muchas décadas antes. Y en ese antes los ferrocarriles los construían empresas privadas que hacían y gestionaban diferentes líneas, con material y personal propio e independiente. Eso es lo que sucedió con el ferrocarril del Guadiato, que en realidad fueron dos líneas diferentes, con distintos propietarios, distinto personal, distinto material y distinta gestión.
Vamos por partes. La primera línea la construyó la “Compañía del Ferrocarril de Ciudad a Badajoz y de Almorchón a las minas de Carbón de Belmez” (Sí, así de largo era el nombre de la compañía). La línea de Almorchón a Belmez se inauguró en 1868 y en 1880 pasó a manos de la compañía MZA, que fue su propietaria hasta que se creó la Renfe. La estación de Belmez era entonces una estación término, pues ahí se acababa este ferrocarril.
La segunda línea fue la de Córdoba a Belmez, construida por la “Compañía del Ferrocarril de Córdoba a Espiel y Belmez”. Fue inaugurada totalmente en 1873 y siete años después pasó a manos de la “Compañía de los Ferrocarriles Andaluces”, que fue su propietaria durante sesenta años, hasta que se creó la Renfe.
Horario de trenes - 1891
Como ya se ha dicho, ambas líneas eran independientes y se gestionaban por separado, con personal propio para cada una de ellas, de tal modo que en la estación de Belmez había edificios de MZA (los principales), pero también de Andaluces (una casa de pequeño tamaño). Había una báscula de MZA y otra de Andaluces, vías de MZA y de Andaluces, etc. Y, si bien los pasajeros y mercancías no hacían trasbordo de los vagones de una compañía a los de la otra, en la estación de Belmez sí se cambiaban las locomotoras, circulando en cada tramo locomotoras diferentes.
Cuando en 1941 se creó la Renfe ambas líneas pasaron a ser una sola  (Córdoba-Almorchón), pero el cambio de locomotoras en la estación de Belmez siguió haciéndose durante más de veinticinco años, con la expresa prohibición de que las locomotoras de un tramo pasaran al otro, a pesar de estar unificada la línea en manos de Renfe.
El título del libro no es, por tanto, ningún desprecio hacia Peñarroya-Pueblonuevo. Todo lo contrario, en sus páginas queda bien clara la importancia de su estación y las vicisitudes por las que fue pasando, considerando siempre que era la más grande y con más tráfico de la línea.
No hay que olvidar por otra parte, que cuando se construyeron ambas líneas (A-B y B-C), realmente existía un solo ayuntamiento, Belmez, del que por entonces dependían Peñarroya y El Terrible. El auge, la secesión y la posterior unificación de estas dos poblaciones en un solo e importantísimo ayuntamiento, Peñarroya-Pueblonuevo, no se culminó hasta 1927.

Horario de trenes - 1965
Tal como se decía en la reseña, esperamos que pronto vea la luz el tercero de los libros referidos a nuestros ferrocarriles, dedicado a la línea Fuente del Arco-Peñarroya-Puertollano-San Quintín, con los nombres de las estaciones que corresponden a los distintos tramos y que en un principio fueron tres líneas diferentes cuyo propietario era la SMMP: Fuente del Arco-Peñarroya, Peñarroya-Conquista y Puertollano-San Quintín.
Pretender que el “Almorchón-Belmez-Córdoba” sea “Almorchón-Peñarroya-Córdoba” sería, desde el punto de vista del ferrocarril, un error semejante a que el “Fuente del Arco-Peñarroya-Puertollano” fuera, por ejemplo, “Fuente del Arco-Pozoblanco-Puertollano”.

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