jueves, 13 de agosto de 2015

VACACIONES EN AGUA AMARGA

El Cabo de Gata tiene una belleza extraña.
La primera vez que fui por allí me sorprendió que fuera un enorme parque natural en el que cuesta trabajo encontrar algún árbol. Pero ya digo, es una belleza diferente.
Cuando has ido ya unas cuantas veces te vas dando cuenta de que tiene “algo” que atrae. Por más que vayas siempre encontrarás algo nuevo en lo que no has reparado antes, algún pueblecito, alguna playa, algún cortijo…
Y eso es lo que sucede con Agua Amarga, muy cerca de la Playa de los Muertos.
Agua Amarga es una de esas pequeñas y tranquilas poblaciones que salpican el Cabo de Gata, a las que no ha llegado el turismo de masas. Esto no quiere decir que no haya turismo, tiene una estupenda playa y un turismo tranquilo, para descansar, lejos del bullicio de otras costas. Merced a que las construcciones están muy limitadas, no ha llegado la crisis inmobiliaria y es muy difícil encontrar algún cartel de “Se vende”.
Pero vamos a lo nuestro. En un acantilado al lado del pueblo está el antiguo cargadero de mineral de “Agua Amarga”, del que encontramos muchísimas referencias en las calles, por cuanto en las primeras décadas del siglo XX casi todos sus habitantes trabajaban en él.
Restos del cargadero y de los depósitos de mineral
Su origen está en el tren minero que iba desde las minas de hierro de Lucainena de las Torres hasta la costa, con 36 kilómetros de longitud. En el Parque Natural de Cabo de Gata pueden verse todavía algunos tramos de la vía, pero es junto al cargadero donde más aprecian los desmontes y terraplenes del antiguo ferrocarril.
Plataforma de la antigua vía
En 1893 la “Compañía Minera de la Sierra Alamilla”, con sede en Bilbao, inició la construcción de este ferrocarril desde Lucainena hasta Agua Amarga, donde se instaló un almacén-deposito de minerales y un cargadero en mar abierto del tipo Cantilever. En marzo de 1896 concluyeron las obras y dos meses después se expidió el primer cargamento de mineral a bordo del vapor Albia.
El coste de las instalaciones del ferrocarril fue de 3.500.000 pts., los depósitos de mineral supusieron un gasto de 160.000 y el embarcadero 265.000, con un coste medio de inversión de 100.000 pts/km.
En 1900 se empezaron a construir en Lucainena los primeros de los ocho hornos de calcinación que hubo, cuya función principal era separar las escorias del hierro y que quedan hoy como testigos de la enorme actividad minera de la zona. Tenían 20 metros de altura y en la actualidad, tras la consolidación de todos, se ha recuperado uno de ellos con su estructura original, pudiendo utilizarse como mirador desde el que se aprecia una panorámica tanto de los otros hornos como del entorno próximo y de la Vía Verde que se ha habilitado utilizando los primeros 5 kilómetros del ferrocarril.
Hornos de calcinación de Lucainena de las Torres (www.fernandoalda.com)
Las crisis de los años veinte y la competencia del mineral de otros países hicieron pasar a su propietaria por serias dificultades, hasta que en 1931 se suspendió la explotación de las minas, el tráfico del ferrocarril y la carga de buques en Agua Amarga.
Gestionado por los propios trabajadores durante la Guerra Civil, en 1939 se reiniciaron los trabajos en minas, ferrocarril y cargadero hasta que en 1942 el vapor Bartolo cargó por última vez en Agua Amarga. Poco después se desmantelaron las instalaciones mineras y ferroviarias, quedando actualmente numerosos restos de todo ello.
Última carga de mineral en el vapor Bartolo - 1942 
En el acantilado en el que situaba el cargadero de aprecian todavía las ruinas y las estructuras de los depósitos de mineral. Además, hay unas estupendas vistas de la bahía de Agua Amarga y de gran parte del Cabo de Gata.
Restos de las construcciones del cargadero de mineral
Ya sabéis, si vais por Almería pasaros por allí, merece una visita.
Playa de Agua Amarga - En lo alto pueden verse restos del cargadero de mineral
 

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