miércoles, 21 de septiembre de 2011

Historia de una paradoja

 

"El ganado de cerda y el ovino, como el de otras especies -caprino, vacuno, asnal y caballar- era también motivo a tener muy en cuenta puesto que en las épocas de la salida de estos animales hacia las capitales más importantes del país, Madrid, Barcelona, Valencia y otras. Pozoblanco sacaba diariamente 2 y 3 trenes completos de cerdos y corderos.

Los meses de Noviembre y Diciembre para el ganado de cerda y en los de marzo y abril para el ovino, la dirección del ferrocarril se las veía y deseaba para atender a los ganaderos de Pozoblanco para ponerle el material necesario solicitado por éstos.

En cada uno de estos trenes las quinientas cabezas si que salían. Asimismo, otra población ganadera y que tuvo el ferrocarril como medio de transporte de ganado fue la de Villanueva de Córdoba, que podía compararse en este sentido con Pozoblanco".

Nuestro Ferrocarril 1895-1970 (1998) Manuel García-Cano Sánchez. Ayuntamiento de Pozoblanco. Citado en "El Ferrocarril y el comercio de productos agroganaderos en una comarca interior". El entorno de Belmez. V Congreso Nacional de Historia ferroviaria. Palma,14-16 de Octubre de 2009. Autor: José Antonio Torquemada.

El ferrocarril Peñarroya-Puertollano ha sido considerado históricamente un medio de transporte de minerales (carbón, plomo, blendas y piritas, principalmente) así como de sus derivados industriales (abonos químicos, fertilizantes, coques, lingotes de plomo dulce y plata, etc.). Sin embargo, la bibliografía de archivo actual ofrece cada vez más datos sobre la relevancia  que tuvo, o pudo tener, el tráfico de mercancías de origen agropecuario en esta línea férrea de carácter privado desde su puesta en funcionamiento.

Jaula de la vía estrecha. (Foto José Antonio Torquemada)
En su interesantísima comunicación, José Antonio Torquemada explica cómo, desde su inauguración, el ferrocarril de la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (SMMP) también estuvo ligado al sector agrícola y ganadero, como lo demuestra el acarreo de materias primas desde la finca  "La Garganta" hacia las fábricas del Cerco de Peñarroya para la obtención de papel y tejidos, o la carga de ganado, sobre todo porcino y ovino, en las estaciones de Belmez-ermita, Cámaras Altas, Pozoblanco, Villanueva de Córdoba y Azuaga, durante las épocas de montanera y agostadero, respectivamente. En tales circunstancias, no deja de ser curioso a la vez que sorprendente el hecho de que una industria agropecuaria tan importante decida trasladar sus productos en camiones  hacia los mercados nacionales, en lugar de utilizar la vía de ferrocarril que discurría pegada a sus instalaciones industriales.

El vídeo promocional del encabezamiento está fechado en los años 20-30, período histórico en que el que las carreteras del país, tal y como las entendemos en la actualidad, se reducían a unas cuantas decenas de kilómetros en el acceso a las grandes ciudades. No es difícil pensar que, con este medio de transporte, la producción llegaría tarde y mal a sus mercados naturales. 

El porqué de esta incomprensible paradoja se encuentra, más bien, en la política de la empresa propietaria de este ferrocarril, la SMMP. Al dar prioridad al transporte de sus mercancías propias, la multinacional francesa perjudicó los intereses agrícolas y ganaderos de las zonas que atravesaba, encareciendo los portes para el género ajeno a la misma y destinando material rodante insuficiente para satisfacer las necesidades del traslado de mercancías de origen animal o vegetal, por no hablar de los eternos  trasbordos en las estaciones.

Estación de Belmez-ermita.( Foto José Antonio Torquemada)
En palabras de Torquemada, "Hasta 15 días llegaron a esperar algunas piaras de cerdos para ser embarcadas en la estación de Belmez-ermita, durante el otoño de 1917, lo que, además, de incomodidades a los vecinos, causó importantes pérdidas a los propietarios del ganado".

La grabación del convoy humeante del Peñarroya-Puertollano a su paso por la factoría de Impecuarias  (minuto 7´ 14") no tiene nada de casual. Con esas imágenes, el director de la película pretendía ofrecer al espectador una visión moderna de esta empresa agroalimentaria que en absoluto se correspondía con la realidad.

Mirando el film desde la debida perspectiva histórica y desprovistos del mayor de los intereses publicitarios, el hecho de que el tren  pase de largo tras la fábrica no deja de ser una metáfora sobre el fracaso del diálogo que necesariamente debe existir entre el competitivo mundo empresarial y las infraestructuras para la comunicación.

Esta película, junto a la documento del "maestro" (y licenciado en derecho) Torquemada me hacen reflexionar sobre si, tal vez, aquellos tecnócratas franceses de la SMMP cometieron un error de  planificación al construir un ferrocarril que, uniendo exclusivamente sus minas e industrias, ignoraba el transporte ulterior de productos agropecuarios y otros para hacerlo económicamente viable. Recordemos que, en una empresa, el transporte se incluye en el apartado de gastos, que debe encarecer necesariamente el producto, nunca en el de los beneficios. El desplazamiento de otro tipo de mercancías hubiese salvado, sin duda, la cuenta de resultados del P-P. Les recomiendo el documento de Torquemada para ampliar la información.

Es prepotente y ventajista opinar sobre lo que ya ocurrió, pero pienso que la historia de nuestra vía estrecha hubiese sido bien distinta si, tras el agotamiento de los filones y el marchitar de la industria minera, el Estado hubiese adaptado este ferrocarril para el transporte de mercancías de nuestro agro. De hecho, ironías del destino, se cuentan por decenas los intentos realizados por la Sociedad Cooperativa del Valle de los Pedroches (COVAP) y los alcaldes del Guadiato para conseguir la construcción de un nuevo ramal que uniese sus instalaciones industriales con la línea Córdoba-Almorchón a la altura de la localidad de Belmez.

Hoy en día, nuestras calles y bares son caja de resonancia de los fados que cantan a lo que pudo ser y no fue en lo relativo a nuestro ferrocarril y demás riquezas.

Ahora, como ayer, cuando los tiempos han cambiado definitivamente, los restos de este ferrocarril pueden seguir transportando mercancías más valiosas, si cabe, que los minerales o productos del campo. Me refiero a los turistas, a pie, en bicicleta o a caballo (también minusválidos) que utilizarían su plataforma como Vía Verde.

Peñas Blancas. Caseta de guardavía
Por múltiples y tristes razones, ese ferrocarril jamás volverá a parar en nuestras estaciones y casetas. Pues que paren turistas, que no estaría nada mal. ¿No creen?

NOTA: debemos a Miguel Barbero, cronista oficial de Villanueva del Duque el descubrimiento de este vídeo, a María Catalá la descarga del mismo y, por supuesto al blog solienses, donde fue colgado.

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