domingo, 17 de julio de 2011

De Peñarroya-Pueblonuevo a Alcaracejos

Tren de viajeros de "La estrecha". Foto José Antonio Torquemada.
 ..."Ese era el viaje que, al menos en tres ocasiones, había que hacer todos los años en el tren de "la estrecha".

Miguel Barbero y su hermano
Perdón, debí presentarme en primer lugar. Mi nombre es Miguel Barbero Gómez, soy maestro de E.F. prejubilado y resido en Villanueva del Duque, pueblo del que tengo honor de ser cronista oficial. Es posible que algunos me conozcan por mi actividad deportiva; fui entrenador del Peñarroya C.F. durante una temporada.

Miguel Barbero y familia en "El llano"de Peñarroya-Pueblonuevo.
Mi esposa es natural de Peñarroya-Pueblonuevo y viví en esta localidad minera desde 1952 hasta 1968, el tiempo que mi padre estuvo destinado como guardia civil. Ahí transcurrió mi infancia, mi adolescencia y mi primera juventud. He de confesar que fui muy feliz jugando en "el llano", jugando aquellos interminables partidos de fútbol entre los eucaliptos de "los franceses" y recuerdo con mucho cariño a los mejores amigos de aquella época, las clases del colegio Santo Tomás de Aquino, allá por el anillo, muy próximo a la vía de ferrocarril, después el instituto donde está ahora el hogar del pensionista, y siempre tengo presente a mi Maestro, don Emilio... ¡Muchos y gratos recuerdos!

Eucaliptos de "El Antolín"
Recientemente he conocido a Rubén Cañamaque y me ha impresionado su pasión por la defensa del ferrocarril y la creación de una Vía Verde en su antiguo trazado. Sin duda, una gran esperanza.

Estación de Puertollano. Foto José Antonio Torquemada.
Pues bien, hablando sobre el tema del ferrocarril que unía Peñarroya-Pueblonuevo con Puertollano le comentaba las innumerables veces que yo realicé ese viaje; una veces para ir a examinarme del Bachillerato a Puertollano y la mayor de las veces para pasar las vacaciones en el pueblo donde nací y del que eran mis padres, Alcaracejos. Le ha parecido a Rubén que debía contar un hecho que durante mi etapa infantil y relacionado con el tren que nos ocupa, viví en varias ocasiones.

Estación de Cámaras Altas. Año 1960. Foto José Antonio Torquemada.
Siendo muy niño, 6 a 8 años aproximadamente, y cuando nos dirigíamos hacia Alcaracejos al pasar por la estación de Cámaras Altas o la de Peñas Blancas, no recuerdo con exactitud, siempre había en el andén una mujer que portaba una cántara de leche, de aluminio, y nos ofrecía a mi hermano y a mí un vaso de leche. Gratuitamente pensaba yo con la ingenuidad propia de la edad, ahora creo que aquella mujer vendía leche para obtener unas pesetas que en aquella época no eran fáciles de obtener y que, además, lo haría a todos lo viajeros del tren con preferencia a los más pequeños ¡que también era difícil de beber el preciado líquido en aquellos años! al menos para los que éramos de "ciudad".

Seguiré contando anécdotas y experiencias vividas en aquel tramo de ferrocarril y que ahora se pretende reivindicar como sendero o Vía Verde que contribuya al acercamiento de dos comarcas hermanas como son el Guadiato y los Pedroches. ¡Un abrazo y hasta otra!"
Vagón de viajeros de "La estrecha". Foto José Antonio Torquemada.
Hasta el día de hoy el presente blog ha sido capaz de demostrar el protagonismo que ha tenido nuestro ferrocarril en los acontecimientos históricos nacionales y comarcales.

Sin embargo, cuando leemos historia, por ejemplo la de nuestro ferrocarril, a menudo tenemos la sensación de que se nos habla de la "tierra media", de un mundo irreal habitado por Reyes, generales, políticos de primera fila, un lugar con el que no nos identificamos, en absoluto. Parece que no hubiera sitio para el hombre común en los libros de historia.

Antiguo instituto de Enseñanza Media. Sección masculina
Los historiadores, en nombre del rigor, apartan a la gente corriente de las efemérides porque consideran sus vivencias como un activo contaminante, maniqueo y, por supuesto, peligroso por su subjetividad. Esa actitud de estudiar las fotos ignorando al fotógrafo, de leer las crónicas sin consultar al mensajero, de analizar los cuadros sin preguntar al pintor mutila el pasado escrito y lo que es peor, provoca que los libros de historia sean los preferidos para decorar las estanterías de nuestras casas. No hablan de tí, de mí, de ellos, de nosotros, de esos miles de seres humanos anónimos que están detrás del fotógrafo, alrededor de los cronistas o inspirando a los pintores.
Recuerdos como el de Miguel, más allá de desvirtuar la historia de nuestros ferrocarriles, la enriquecen, porque alumbran justamente fuera del foco, es decir, en el lado más cotidiano y no por ello más conocido  de nuestros caminos de hierro. Sus palabras ponen voz a los que nunca la tuvieron, a la masa, a aquellos que en los libros de historia se esconden bajo la estadística del genérico epígrafe de "viajeros".

Estación de Cámaras Altas en la actualidad
A través de su testimonio, el usuario del tren, abandona su rol de simple mercancía. Deja de ser como el plomo, el carbón o los productos agropecuarios que transpotaba, materia prima que se compra y se vende. Representa el triunfo de Juanito, Pepe o Antonio sobre los kilos, las toneladas y los quintales, la victoria de los nombres sobre los números. Acerca el microscopio a la realidad social de aquellos días desde la ventana de un vagón de nuestros ferrocarriles.

Estación de Villanueva del Duque-Alcaracejos. Foto Antonio M Cabrera
La dirección del blog agradece la extraordinaria iniciativa de Miguel Barbero. Al margen de lo sentimental,  el valor histórico de su aportación está fuera de toda duda. Del mismo modo, su esfuerzo debe servir de ejemplo para que otros héroes anónimos como él compartan su experiencia ferroviaria con nosotros. Desde aquí les animo a participar, enviándonos sus experiencias y sus fotos por correo electrónico, o bien comentando las entradas. Sus vivencias en el tren, sin perjuicio para el rigor histórico, deben ayudarnos a entender mejor la importancia del  factor humano en nuestros ferrocarriles y reconocer el papel de este medio de transporte en el desarrollo de la cultura popular de nuestras comarcas durante los siglos XIX y XX.

Estación de Peñas Blancas en la actualidad
La rehabilitación de todo nuestro patrimonio ferroviario pasa necesariamente por recuperar la memoria del mismo.

3 comentarios:

  1. Querido amigo Miguel:
    Me ha parecido, sencillamente, fascinante y emotivo tu breve relato, o experiencia, que cuentas en el blog "La maquinilla". Agradezco mucho la oportunidad que me has dado, por otro lado, de verte de niño y, también, de joven junto a tus padres y tus hermanos en el Llano de Peñarroya-Pueblonuevo. Como digo, es muy hermosa, limpia y transparente la anécdota que cuentas y a mí, sinceramente, me ha maravillado: la imagen de la mujer con la lechera en la estación de Peñas Blancas me ha hecho recordar una escena, maravillosa y poética, de la película "El bosque animado", que no sé si habrás visto. Por eso sólo me queda darte las gracias por tu autenticidad al transmitir un maravilloso recuerdo de tu infancia, una niñez vivida en un ambiente relacionado con ese ferrocarril de vía estrecha en cuyos vagones poéticos y mágicos sigue aún viajando una parte importante de nuestra memoria.
    Sin nada más, recibe un cálido abrazo de tu amigo,

    Alejandro

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  2. En la Estación de Cámaras Altas vivió mi madre por un tiempo , mi abuelo materno era ferroviario, por cierto jose antonio, saludos desde Chile para toda tu familia
    juan luis tena guzmán

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  3. Me ha encantado los recuerdos de Miguel Barbero Gómez, ya que, aunque siento no recordarlo personalmente, seguro que coincidimos en los viajes en el tren a Puertollano en los años 1962, 1963 y 1964 a examinarnos en el Instituto, viajes que eran verdaderas aventuras, con cambio de máquina en Conquista, montes encantados por el valle de Alcudia, fonda en Puertollano con colchones de paja.....
    Tambien seguro que coincidimos entre Septiembre y Diciembre de 1962 en el cuartel de la Guardia Civil de Peñarroya donde él vivio entre 1952 y 1968, y a donde destinaron a mi padre como brigada y creo recordar a su padre (un guardia alto que creo que estuvo en la División Azul.......) y en el que, p.e., el teléfono de caja de madera con manivela y audifono y altavoz separados, el patio con su fuente, contra la que me estrelle varias veces con la bicicleta, la recuas interminables de burros con cascabeles llevando carbon y los mineros en bici, totalmente negros y alumbrados por la lampara de carburo, entre otros, son recuerdos imborrables de los 10 años que yo tenia entonces.
    Desde Diciembre del 62 a Marzo del 66, mi padre (Felipe Rodrigo Romanillos) estuvo destinado en Alcaracejos como Jefe de Linea, de donde dice que era su madre, por lo que seguro que coincidimos tambien...y donde casi todos los acontecimientos importantes que recuerdo estan ligados al tren (traslados, vacaciones, examenes en Puertollano, visitas de familia...), incluidas las carreras para ver si ganabamos al tren, o el meternos en la alcantarillas de la via para oirle pasar por encima.....en fin.....una catarata de recuerdos imborrables.
    Cordiales saludos

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