domingo, 20 de febrero de 2011

El tren de las buenas noticias



..."Y ya después de salir el tren de la estación de Puertollano llegamos sin ninguna otra manifestación hasta La Granjuela, en donde por comenzar ya las explotaciones de la Compañía de Peñarroya, volvimos a ver cada vez en mayor número grupos de obreros que saludaban con vivas al paso del tren.

 
Al llegar al término de nuestro viaje en la estación de Peñarroya era verdaderamente imposible descender del tren. Todos los trabajadores de Pueblonuevo saludaron con aplausos y vivas a los comisionados que venían de Madrid.

Las manifestaciones de afecto a Llaneza y Peña se producían incesantemente. El largo trayecto de la estación al pueblo era una inmensa masa humana que llena de entusiasmo recibía el término de la huelga...

...Con el compañero Peña se organizó una gran manifestación y al llegar al Llano de Santa Bárbara hicieron a Peña subir al quiosco que hay en el centro de dicha plaza desde donde dirigió breves palabras a los compañeros".


El Socialista, 4 de Junio de 1920. Citado en "Germinal del Sur". Autor: Manuel Ángel García Parody. Centro de Estudios Andaluces. Consejería de la Presidencia.

La crónica de este periódico pone de manifiesto, una vez más, cómo las estaciones de ferrocarril de nuestros pueblos y ciudades lejos de ser fríos edificios en donde se cuantificaba el paso (y el peso) de mercancías, minerales y personas, eran auténticos lugares de reunión, hervideros donde se desarrollaba la actividad no solo económica sino política y social del momento.

El viaje al que hace referencia el texto pone punto y seguido a  la mayor movilización obrera que tuvo lugar en la cuenca minera del Guadiato y una de las más grandes de España. Y pongo seguido porque no sería la última, en una zona pionera en la lucha por los derechos de los trabajadores de este país.

14.000 asalariados, entre mineros, ferroviarios y personal de las diversas industrias de la zona abandonaron sus puestos de trabajo entre el 1 de Abril y el 4 de Junio de 1920, reclamando mejoras salariales y estabilidad en los precios del pan, entre otras reivindicaciones.

Finalmente empresa (SMMP) y sindicatos (UGT) llegaron a un punto de entendimiento tras dos meses de posturas enfrentadas. Manuel Llaneza y Ramón González Peña, relevantes sindicalistas de la época, acudieron en tren desde Madrid a las localidades de Peñarroya-Pueblonuevo y Belmez para celebrar el acuerdo.

No obstante, Peña y Llaneza no fueron ni las únicas ni las últimas personalidades que se bajaron en nuestros andenes. Francisco Largo Caballero (Presidente de UGT, el "Cándido Méndez" de los años 20 y más tarde Presidente de la República) y Fernando de los Ríos (Delegado de UGT, después Ministro y Embajador) también visitaron  la cuenca en calidad de interlocutores obreros para mediar en la siempre difícil relación  entre una multinacional con importantes ramificaciones en el gobierno nacional (Romanones) y una clase trabajadora cada vez más organizada.


Cuántos documentos tenemos que aportar para tomar conciencia del valor histórico y estético de nuestras estaciones. Los edificios históricos y monumentos son el escaparate al mundo de una población y su estado de conservación dice mucho de su nivel cultural. No podemos, por tanto, permanecer indiferentes ante esta realidad.

Resultaría descabellado en momentos de dificultad como este proponer la rehabilitación de edificios públicos de alto valor histórico. Existen otras necesidades. Sin embargo, es posible hacer algo al respecto. Por ejemplo, pedir a nuestras administraciones locales que realicen gestiones que los incluyan en el Censo del Patrimonio Histórico Andaluz. Si no podemos restaurar, porque es caro, debemos, al menos, proteger, que es más barato. Hasta que cambie el viento.


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