Imagen de la película "Bienvenido Mister Marshall".1953 |
Hace unos días, mi querido amigo José Antonio Torquemada, siempre dispuesto a satisfacer cualquier curiosidad o duda sobre la la historia de nuestro ferrocarril me envió la crónica del diario "El defensor de Córdoba" referida al paso del Rey Alfonso XIII por la Estación de La Granjuela (en la foto):
En este momento, nueve de la mañana, acaban de pasar por esta línea, con dirección a Sevilla y Cádiz los Reyes Don Alfonso XIII y Doña Victoria Eugenia. Sabido es que los Monarcas han tenido que hacer el viaje por este camino de hierro a causa de que los daños ocasionados por los temporales han interceptado por varias partes la línea que habitualmente se utiliza.
Con el fin de cubrir el paso del tren regio, en la tarde de ayer llegaron numerosas fuerzas de la benemérita, las cuales fueron alojadas en casas particulares.
Mucho antes de la hora de la llegada del tren real, el pueblo se estacionó en la explanada de la estación de los ferrocarriles.
A la mencionada hora, el silbato de la locomotora indicó el inmediato paso del tren y el público en masa gritaba sin cesar: ¡Vivan los Reyes!, ¡Viva Alfonso XIII!, ¡Viva la Reina hermosa!
El tren especial pasó con tal velocidad que no tuvimos tiempo de poder apreciar nada.
Es genial el paralelismo que encontramos entre la crónica relatada por el corresponsal de La Granjuela y aquella escena de la pelicula en la que el coche oficial que transporta la delegación del Plan Marshall (fondos de ayuda al desarrollo patrocinados por el Gobierno norteamericano para frenar la expansión del comunismo soviético en Europa occidental, así como favorecer el consumo mundial de productos estadounidenses, una especie de colonización económica y tecnológica) pasa de largo entre los cánticos de la muchedumbre de Villar del Río ("Os recibimos americanos con alegría, olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía. Americanos, vienen a España gordos y sanos, olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía") y ante la mirada perpleja de todas las fuerzas vivas, con su Alcalde (Pepe Isbert) a la cabeza.
Ahora lo entiendo. El cronista no era el corresponsal del "Defensor de Córdoba". El auténtico cronista era Berlanga... pero de toda una época.
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