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jueves, 6 de abril de 2023

FERROVIARIOS PEÑARRIBLENSES DE LA VÍA ESTRECHA SE MOVILIZAN CONTRA EL OLVIDO



En más de una ocasión hemos publicitado en este medio de comunicación la enorme ilusión por donar material relacionado con nuestros ferrocarriles  que ha supuesto la creación del CIVV entre nuestra ciudadanía: billetes, monedas, botones de uniformes, maletas, briquetas, faroles  y un sinfín de elementos han ido llegando de forma gratuita a nuestra sede de la calle  Ferrocarril para que sean restaurados y expuestos para el disfrute de turistas y vecinos. Sin embargo, en el colectivo de La Maquinilla siempre teníamos clavada la espina de que alguna persona que tuviera vínculo profesional  con la línea Peñarroya-Puertollano aún no había colaborado con el museo ferroviario cediendo algún objeto que ayudase a reconstruir su historia. 

Nuestro agradecimiento a la familia Solana Dueñas por las gestiones realizadas


Tras un año y medio de existencia, el CIVV de Peñarroya-Pueblonuevo tiene el placer de comunicar  que por fin una familia ferroviaria que trabajó en nuestros trenes de vía estrecha ha donado singulares  piezas históricas. Se trata de una gorra de Jefe de Estación, una decena de reglamentos de los años 30 del siglo XX, una máquina portátil de expedir billetes, un casillero donde se organizaban los billetes para su venta, un  teléfono de estaciones con  manivela para la comunicación con código morse y su correspondiente cuadro de claves. Aunque todos ellos, con la excepción de los libros de reglamentos que si pertenecieron a  la Estación de Peñarroya, proceden de líneas de vía estrecha del distrito de Cartagena (Cartagena-Los Nietos, principalmente) queremos significar que perfectamente podían haber pertenecido al ferrocarril Peñarroya-Puertollano, ya  que las líneas de vía estrecha españolas fueron integradas en FEVE (Ferrocarriles de Vía Estrecha) en 1956, estando todo el equipamiento de personal y estaciones estandarizado.

Pero los protagonistas de esta bonita colaboración nunca son los objetos sino la historia de las personas que los usaron o que los salvaron de su desaparición. En nuestro caso debemos enorme gratitud a la  familia ferroviaria peñarriblense Prados Montanero, concretamente al padre y al hijo Cándido Prados.

Si bien  se desconoce el momento en que el padre, Cándido Prados Llerena, ingresó en el ferrocarril de Peñarroya a Fuente del Arco y Puertollano, su hijo  siempre lo conoció como jefe de tren, solicitando el traslado a Santander  junto a otros muchos compañeros en 1965, cuando se atisbaba el cierre de nuestro ferrocarril de vía estrecha, hoy vía verde. Allí  permaneció  hasta su infortunado fallecimiento en un choque de trenes ocurrido cerca de la estación de Orejo, el 5 de mayo de 1982.

Cándido Prados, padre e hijo, posando juntos



En cuanto al hijo, Cándido Prados Montanero,  ingresa en FEVE en 1979 con la categoría de encargado del apeadero en Villaverde de Trucios; en 1980 asciende  a factor de circulación, prestando servicio en distintas estaciones de la Línea Santander-Bilbao, cubriendo bajas; en 1981 consigue la plaza de titular en Solares; en 1985 asciende a Jefe de Estación,  destinado a Ribadeo (Lugo); en1986 es trasladado  a la estación de Mogro, en Cantabria; en 1990 asciende a Inspector de Movimiento con destino en Oviedo; en 2000 es destinado a Cartagena como Jefe de Línea; en 2002 pide  volver a su antigua categoría por no reconocerle la categoría que estaba desempeñando por parte de la empresa; finalmente, regresó a Cantabria a Santander hasta su jubilación  en  2014.

El ferroviario peñarriblense Cándido Prados Montanero

En todas las donaciones hay actores secundarios que son fundamentales para que estas se materialicen. Debemos agradecimiento infinito a Félix Solana y a Pauli Dueñas, vecinos de Peñarroya-Pueblonuevo y primos suyos, por haber realizado las gestiones oportunas para que estos objetos puedan  exponerse en el CIVV.

Con esta donación, quizá la más importante de todas las que se han realizado hasta la fecha, el museo del Centro de Interpretación  da un nuevo salto de calidad que lo convierte en el máximo referente en su categoría  en los  240 km de la antigua línea.

Esperamos y deseamos que este gesto inspire  a otras familias ferroviarias peñarriblenses que viven fuera  para que continúen donando material histórico ferroviario. Si el ferrocarril Peñarroya-Puertollano fue su casa durante tantos años no hay mejor lugar que el CIIV para  guardar sus recuerdos.

La Asociación La Maquinilla no está subvencionada y depende de donaciones privadas para su funcionamiento. 

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