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jueves, 28 de mayo de 2020

Minas Horcajo: una nueva pieza para nuestro puzzle histórico



Es un hecho que la historia de la industria, la minería y los ferrocarriles de nuestra zona está de moda. Si este calificativo no gusta podemos decir que en el último lustro se ha despertado un interés inusitado de los investigadores o simples ciudadanos por contar lo que saben tras sus indagaciones a través de libros de una calidad que va desde lo lamentable hasta lo excelso. No obstante, a todos les hemos agradecido el esfuerzo de divulgación que no siempre se ve recompensado con una buena crítica o con la compra de los mismos.

El sumatorio de estas obras ofrece a quien se quiere acercar al pasado de nuestros pueblos una gran cantidad de instrumentos de consulta que hasta hace muy poco tiempo eran impensables. En cualquier caso y por encima de lo anterior el mayor valor de este cambio de tendencia   permiten llenar y conectar esas lagunas de conocimiento que sin duda tenemos todavía quienes gustamos de saber de dónde venimos y por qué somos  como somos.

De este modo, si hace apenas un mes hablábamos en este medio de comunicación sobre la publicación  de un simpático libro sobre los restos de los ferrocarriles que circularon por el Valle del Guadiato en el día de hoy volvemos a hablar de una nueva publicación que hace referencia a lugares inhóspitos del entorno cercano que tuvieron relación con nuestra comarca.

Aunque la presentación de la misma  ha  sido aplazada sin fecha por razones sanitarias, ya se encuentra a la venta en internet el libro titulado “Minas del Horcajo. La aldea olvidada”, del investigador puertollanense  José Félix Fernández Mejías.

Pozo Argentino de Minas del Horcajo, delante de la aldea 
Fuente: recuerdo de la Mina del Horcajo


Para los jóvenes o adultos   que se estén iniciando en este mundillo quizá no les suene el nombre de la aldea remota a la que hace referencia el libro. Sin embargo, es posible que hayan oído hablar a través a sus abuelos de la finca de La Garganta y de su agua de gran calidad, del ferrocarril de vía estrecha que en dirección a Puertollano  atravesaba un viaducto inmenso  o que los ingenieros de al SMMP  pasaban  allí con sus familias  sus días de  descanso. En alguna ocasión en este blog hemos aludido a esta parte de la geografía ciudadrealeña con ánimo divulgativo.

Todos estos  puntos tan relacionados con la vida de nuestros antepasados no tendrían  sentido sin  esta aldea hoy  diminuta pero que hace un siglo era un hervidero, o mejor expresado, sin las minas de plomo argentífero que dieron lugar a la Aldea del Horcajo.

Estas explotaciones y la finca de La Garganta que la incluye fueron adquiridas por la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya en 1904 durante la década dorada de esta compañía, cuando se adueñó de la mayoría de los activos mineros rentables del norte de Córdoba, sur de Badajoz y sur de Ciudad Real. Posteriormente, la finca fue vendida en 1963  tras el último intento fallido de explotación del filón.  

Hoy en día, la aldea sólo tiene acceso por un camino público que parte desde la población de Conquista  atravesando la blindada finca de la Garganta por el sur o  a través del túnel de un kilómetro del ferrocarril de la antigua vía estrecha, por el norte. Bueno, también se puede acceder por AVE, ya que la vía pasa a 100 metros del casco urbano de la misma, aunque no para.

Pero volviendo al libro, que es el tema que nos ocupa en esta entrada, podemos comentar que cuenta con  240 páginas, que se encuentra profusamente ilustrado y que, sobre todo, tiene un hilo argumental muy bien hilvanado  que se apoya además sobre una vasta documentación tanto histórica como científica.
Palacete de la SMMP en La Garganta.
Foto José Antonio Torquemada


El autor, José Félix Fernández Megías, explica de manera  sencilla y didáctica algo tan complejo como es el funcionamiento de una mina de plomo vanguardista de aquellos tiempos  con esquemas, gráficos y planos de producción propia que se ven reforzados por fantásticas fotografías, alguna de ellas auténticas joyas del género. Ello no impide dedicar muchas páginas a la vida cotidiana de la aldea, las dificultades de una familia minera horcajiana y sin olvidar la dureza del trabajo infantil.

En buena lógica, una parte del libro hace referencia a la SMMP, si bien en nuestro egoísmo  echamos  de menos algo más de profundidad en algunos aspectos de la huella francesa en la aldea y en la finca que la contiene  así como sus consecuencias desde el punto de vista social y/o industrial en el norte de Córdoba.

En cualquier caso, es  un trabajo  de nivel y muy recomendable tanto para aficionados a la historia del Guadiato  como para expertos en minería metálica en general. Además, tiene un precio asequible, pudiendo comprarse por 14 Euros (gastos de envío incluidos) en  la web de Ediciones Puertollano.

Nuestra más sincera enhorabuena por el tema elegido al autor, por haber puesto una  pieza más al  puzle de nuestra historia y, sobre todo, por visibilizar un importante  lugar de la memoria del trabajo que estaba destinado al olvido, como muy bien expone en su título.


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