El pasado jueves, 16 de Enero el
Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda urbana convocó las ayudas para conservación y mejora del
Patrimonio Arquitectónico (pinchar en el enlace). Para el año 2020 el Estado ha previsto una inversión de 60 millones de
Euros, una cifra bastante alta si la valoramos en términos absolutos pero que se queda corta en comparación con el elevado número de Patrimonio por conservar, especialmente en la España desmantelada, que no vacía.
Que España es una potencia
turística a nivel mundial y que el patrimonio que atesora se encuentra igualmente
entre los mejores del planeta está fuera de toda duda, por lo que para nuestro
país este asunto invertir en esta industria se convierte en vital por lo que no estaría de más que siguiese aumentando esta partida en el futuro.
Este tipo de subvención sólo
puede ser solicitada por entidades públicas y/o privadas o Ayuntamientos
que poseen algún o algunos elementos declarados Bien de Interés Cultural (BIC).
Por lo tanto algunos Consistorios de la comarca tienen una excelente
oportunidad para presentar proyectos de rehabilitación que no podrían ser
ejecutados por otras vías dado su
elevado coste.
La estación de Peñarroya FEVE es BIC desde 2018
Aunque no está contaminada no parece acertado proponer un proyecto de rehabilitación
desconectado de la ciudadanía y alejado de la población
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En el apartado de Patrimonio
Industrial, que es el asunto a que dedicamos nuestro trabajo diario, existe a
nivel teórico un buen número de edificios fabriles, castilletes de mina y
diversas estructuras como chimeneas o estaciones de ferrocarril que
hipotéticamente podrían beneficiarse de estas ayudas ya que muchas de ellas
fueron incluidos en el expediente que la Junta de Andalucía incoó en 2018.
Aparentemente hay tantos elementos de esta tipología en la
zona (más de 60 conforman este expediente)
que si preguntáramos a cada ciudadano de este municipio probablemente surgiría de
repente un debate
interminable sobre qué hacer y cómo
hacer con nuestras ruinas-monumento y en consecuencia el
Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo como gestor de la última decisión
acabaría siendo el responsable de algún atropello para aquel sector de la
población cuya idea de patrimonio no coincida con la oficial.
Sin embargo, la realidad a veces
simplifica las cosas hasta tal punto que nos ofrece sólo una alternativa, ahorrando polémicas y enfados preventivos: teniendo en cuenta
que el 80% del área de los Cercos se encuentra más que probablemente
contaminada tal y como lo aseveran numerosos
estudios realizados, que la Junta de Andalucía está alargando los plazos para la firma del convenio del estudio de
caracterización de los suelos del primer Cerco, que los castilletes de mina
declarados BIC como el Pozo Belmez o el Pozo María tienen problemas
administrativos aún por resolver por encontrarse en propiedad privada y que las estaciones de ferrocarril
abandonadas, aunque igualmente BIC, aún no tienen un proyecto madurado de
desarrollo, la única propuesta razonable de recuperación patrimonial pasa por
la mina Santa Rosa.
A su favor se encuentran los
hechos como que sus
suelos ya fueron descontaminados, lo que despejaría la incógnita
de las autorizaciones medioambientales de una posible actuación, que existe de un proyecto de rehabilitación previo en el que ha habido bastante unanimidad
ciudadana (galería de mina simulada y Centro Histórico Minero) y, sobre todo,
que pese al expolio rutinario del sitio, aún permanecen numerosas instalaciones recuperadas en fases precedentes en su interior que permiten abaratar los
costes de rehabilitación, algo que la administración Central valora
positivamente y sin duda agradece.
Si a todo lo anterior añadimos
que ya existe dotación económica para restaurar lo que queda pendiente de restaurar en el Almacén Central
con cargo a la Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía y que la mayor
parte del Patrimonio Industrial ubicado en suelo urbano, por tanto, no tóxico, está arreglado tenemos que aceptar como lo único razonable la
continuación de este ya longevo
proyecto.
Tenemos que aceptar que nuestra
sociedad se ha puesto tarde a trabajar por su Patrimonio Industrial y que ello
unido las características especiales del
mismo tiene como condena el no poder hacer lo que se desea con él, sino lo que se
puede hacer.
Somos conscientes de que el Ayuntamiento de Peñarroya-Pueblonuevo entiende estos argumentos y que los
aplicará en este primer intento.
El proyecto de rehabilitación de
la Mina Santa Rosa puede y debe competir con otros proyectos de la nación asumiendo que quizá sean
necesarios varias oportunidades para lograr el objetivo. Se cuenta por centenas el número de elementos
que entran en la ventanilla del Ministerio de Fomento en los 40 días que permanece abierta, hay gente profesional que trabaja muy duro en otros Ayuntamientos de
España en este tema y también es posible
que la falta de experiencia sobre este
particular nos condicione en nuestra primera participación.
Concurrir a una convocatoria tan importante y tan exigente
no es sólo demostrar sino también aprendizaje.
Esperamos y deseamos que los técnicos del Ayuntamiento de
Peñarroya-Pueblonuevo acierten con su propuesta y si no lo consiguieran, que obtengan, al menos, valiosas enseñanzas
para futuras tentativas. En el Patrimonio Industrial como en la vida lo bueno se consigue insistiendo.
Esqueleto de galerías de la Mina Santa Rosa. Parte del
trabajo está hecho |
Ojalá, y cuanto antes, podramos empezar con la rehabilitación de esta mina sería y que sea una realidad que podamos disfrutar tanto nosotros como quienes nos visiten.
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