Hacía tiempo que no hablábamos del Cerco. La
enorme cantidad de buenas noticias que ha ido dando el siempre inacabado proyecto de Vía Verde del
Guadiato, unido a la escasa actividad registrada por nuestras autoridades en relación a él tienen la culpa de la ausencia de novedades
sobre este particular. En este sentido, continuamos a la espera de la creación
de la Mesa Local de Patrimonio Industrial y la declaración BIC para el Cerco,
ambos compromisos adquiridos públicamente por el Ayuntamiento a finales de Mayo.
Sabemos por experiencia que en el asunto del Cerco no tener noticias nunca es una buena noticia.
Es por ello que, aprovechando que hemos sido invitados por la Asociación Le Non
Lieu al Tercer Encuentro de Chimeneas de Francia y Europa que tendrá lugar
en Roubaix durante los próximos 26 y 27
de Agosto y en el que se tratará de forma monográfica las posibilidades de
puesta en valor de las chimeneas industriales de ladrillo, queremos dar la voz de alarma, una vez más, sobre la
falta de iniciativa municipal en la protección de este Bien Cultural y para
que reflexionemos sobre las prioridades que
se deben ir estableciendo si verdaderamente deseamos que quede algo allí
para las futuras generaciones.
Tras más de 40 años de abandono sistemático
del lugar, tenemos que asumir que el 80%
de los edificios del Cerco son irrecuperables
ya desde un punto de vista del
uso público. En el mejor de los casos y siendo muy optimistas, muchos de los
hoy restos de este paisaje sólo tendrían sentido como ruinas integradas en un gigantesco parque
arqueológico. El 20% restante y que tiene posibilidades reales de restauración queda
conformado por el sólido y decimonónico edificio de la fundición de plomo, casi completo sorprendentemente para lo que ha
caído, por los trazados ferroviarios susceptibles de ser transformados en Vía
Verde y por las 9 chimeneas,
muchas de ellas centenarias, que con numerosos achaques resisten a la ignorancia, al clima y a la gente de baja calidad.
Pero no se engañen. Si estos elementos aún no
han desvanecido no ha sido por iniciativa de la sociedad civil, por el respeto de la empresa que gestionaba
el sitio en el que se encuentran no hace mucho tiempo atrás o por el esfuerzo de
los diferentes gobiernos que han pasado por el Ayuntamiento del municipio,
sino porque estaban fabricadas con
ladrillo refractario, es decir, están hechas de un material con el que no se
puede especular ni obtener beneficio económico alguno. No valen un solo Euro. Por
lo tanto su valor depende de aquel que le
da el propio municipio.
Un cartel realmente precioso
si las chimeneas son nuestros símbolos, ¿Por qué los maltratamos?
Amor y desprecio por lo propio, ay, cruel sino el peñarriblense
Estamos dando el cante con el asunto de las chimeneas
Durante los últimos años hemos asistido a un paradójico
proceso de identificación por medio del cual la ciudadanía y las autoridades de Peñarroya-Pueblonuevo han convertido estos esbeltos elementos singulares en
símbolos, mediante una profusa utilización
en carteles, boletines, revistas,
pasquines, mientras son condenadas a la destrucción por la falta inversiones
para su mantenimiento.
Este
cínico fenómeno que
lleva a toda una localidad a presumir de aquello que maltrata es propio
de una sociedad inmadura, superficial e hija de la ideología del
postureo que inevitablemente se ha
instalado a nivel mundial gracias a las redes sociales.
La ciudad de Peñarroya-Pueblonuevo tiene que
aprender que los símbolos no lo son si
no se defienden desde el respeto y/o
cuidado. Tenemos que agradecer a la
madre naturaleza que el Peñon de
Peñarroya esté hecho de una de las rocas más duras de cuantas existen en
el planeta, porque de lo contrario
se estaría cayendo a pedazos, al igual
que las chimeneas.
Chimenea y peñón: uno se conserva mejor que otro, no por méritos propios
Sólo a un niño se les permite frivolizar con el asunto de las chimeneas
Comportémonos como un pueblo adulto. Tenemos un grave problema
con las chimeneas
Desde aquí, rogamos a las autoridades peñarriblenses de todos los
partidos que hagan un ejercicio de
coherencia, bien eliminando las chimeneas de sus anuncios y reclamos por su
incapacidad manifiesta para plantear fórmulas
para su conservación, o bien
encontrando dinero, que lo hay, para
el sostenimiento de unos bienes culturales únicos, irrepetibles y en los que se sienten representados una parte importante de los ciudadanos de
Peñarroya-Pueblonuevo.
En cuanto al pueblo llano, de la resolución
del dilema identitario sobre el Cerco dependerá que continuemos haciendo el ridículo como
simple agrupación de personas que conviven en un punto geográfico concreto o
que dejemos de hacerlo como un verdadero
pueblo, que exige algo más que una foto, una postal o un cartel con chimenea a quien corresponde.
monárquicas, anarquistas, carlistas o republicanas, lo importante es que no se caigan
De la rapidez con que solucionemos este
espinoso asunto dependerá que en el futuro cercano continúe habiendo chimeneas
en el horizonte de Peñarroya-Pueblonuevo o sólo el recuerdo de lo que había.
Por su parte, el colectivo de La Maquinilla, lejos de abandonar ante la grave situación
que vive el Patrimonio Industrial de Peñarroya-Pueblonuevo, acudirá nuevamente
a Roubaix, para conocer nuevas soluciones de puesta en valor de las
chimeneas que si han encontrado las sociedades más avanzadas,
que no más ricas, por si alguna de ellas
pudiera ser aplicada aquí y para gritar en este rincón de Europa que el
Patrimonio Industrial de la comarca del Guadiato, pese a todos los
pesares, sigue mereciendo la pena.
Una de las chimeneas del Cerco, ayer, sin Photoshop
Una chimenea en Peñarroya debería ser un monumento, no un juguete
Una de las chimeneas más famosas del Cerco, ayer, también sin photoshop
Observen la grieta vertical
Un pueblo que no respeta sus símbolos se falta el respeto a sí mismo
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