jueves, 16 de julio de 2015

Patrimonio Industrial como palanca para un nuevo desarrollo

Foto: Rubén Cañamaque

Desde  el momento en que nació o fue aplicado el concepto Patrimonio Industrial hasta los últimos estertores de la burbuja inmobiliaria, los edificios de origen fabril de este país  han sido dedicados a dos o usos, principalmente: 1) Como sala de exposiciones, es decir, un espacio vacío y diáfano en el que poder celebrar exposiciones, conferencias, ferias de muestras. En estos casos, tales edificios se convertían en decorados durante 350 días al año,  en el mejor de los casos, cuando han permanecido cerrados todo el año, por un error  político y técnico en la definición del concepto la propia estructura.  Ello convierte a estas moles de ladrillo, cristal y hormigón en elementos muertos dentro de o junto a una ciudad viva. 2) En museos específicos y monográficos sobre la actividad que allí, precisamente, tuvo lugar o bien en los alrededores de la instalación (museo de la industria, museo de la minería, museo del ferrocarril, museo de las energías renovables...). En  la mayoría de estos casos, si los entes gestores de estos espacios no están profesionalizados o no dedican suficientes  recursos a la promoción o publicidad, estos centros culturales acaban por tener una lánguida existencia, por no decir irrelevante, desde el punto de vista social. No hablemos, entonces del punto de vista económico.

Por mor de nuestros propios errores, nos ha tocado vivir tiempos en los que tenemos que replantear el uso al que se le da al dinero público en todos los aspectos , en primer lugar, y dentro de lo anterior, la función de los espacios restaurados con ese dinero. 

No perdamos la fe en el ser humano tan pronto. Afortunadamente, van apareciendo en el horizonte nacional ejemplos de rehabilitación de áreas industriales en beneficio de la comunidad, rentables socialmente y, pensamos que también económicamente. Embarcadero, probablemente, es uno de los mejores ejemplos  de reciclaje  de Patrimonio Industrial con un sentido social de cuantos existen en el sur de España.


Embarcadero: Pasado y presente unidos para la construcción de un futuro
en áreas industriles abandonadas
Foto: Internet

Embarcadero se encuentra situado en Aldea Moret, barrio (antes municipio) integrado en la ciudad de Cáceres y nacido en el siglo XIX al calor de la explotación de la fosforita existente en las sierras de los alrededores. Este mineral era la base para la obtención de fertilizantes.  La gran pureza de la mena extraída (62%), unida a la llegada del ferrocarril (Línea Madrid- Cáceres-Lisboa) al mismo centro productivo en 1880 facilitaron el incremento de las actividades extractivas para exportación y
 la construcción de nuevas industrias anejas (fábrica de ácido sulfúrico, planta para la obtención  de
 cobre en cáscara y electrolítico. Fuente: wikipedia). 

Tras el cierre de las instalaciones en 1963, tanto las instalaciones fabriles como el propio barrio siguieron el típico sendero de despoblación, abandono y expolio, justo hasta 2005, momento en que las autoridades locales se plantearon recuperar la zona por medio de la rehabilitación progresiva de los edificios industriales. En 2007 nace entonces Embarcadero, un proyecto cuyo objetivo es reciclar poco a poco estos espacios como centro donde puedan convivir de forma permanente  asociaciones, empresas y emprendedores. El resultado pueden contemnplarlo en las fotografías.

Vivero de empresas. Foto Rubén Cañamaque

Actualmente, el Ayuntamiento de Cáceres ha restaurado 2 grandes almacenes de clasificación de mineral. Uno de ellos está destinado a la instalación de grandes empresas  y como sala de exposiciones.  El  otro, contiene los servicios como vivero de empresas y asociaciones, ciberteca, auditorio, salas de reuniones y seminarios, espacios expositivos, espacios de innovación, un punto de
 activación empresarial de Extremadura, ludoteca y cafetería. 

Los agentes responsables de la gestión de la instalación nos comentan que actualmente, las oficinas para empresas  están ocupadas por gente joven. Estos cuentan con enormes ventajas como la exención en pago de alquiler,  luz y agua gratuita,  así como acceso a internet de alta velocidad, al margen de otras deducciones  fiscales. El resultado de todo este trabajo comienza a dar frutos: casi 30 empresas operan desde este punto de desarrollo, algunas en fase de internacionalización.

Emprender no es incompatible con explicar la historia. Área de interpretación de Aldea Moret
en el interior de Embarcadero  Foto: Inma Ruiz

El resultado ha sido la dinamización progresiva de esta barriada antaño abandonada y un intento serio de desarrollar un territorio que creció y quedó desfondado por los dictados de  la primera (máquina de vapor y ferrocarriles) y segunda revolución industrial (electricidad) en España por medio de la Tercera Revolución industrial: nuevas tecnologías y conocimiento.


Foto: Inma Ruiz

A nuestro juicio, éste debe ser y no otro, el concepto de reciclaje de espacios  abandonados que debe imperar en aquellos lugares que en su día tuvieron una industria potente como el Valle del Guadiato y especialmente en Belmez y Peñarroya-Pueblonuevo. El mencionado concepto no debe competir o
reñir con la existencia de edificaciones destinadas al descanso de la memoria, los cuales, también son necesarios por una pura cuestión de autoestima local, identidad y respeto a las antiguas generaciones. 
Lo que estamos diciendo es que  los cada vez más exiguos recursos de que disponen  los Ayuntamientos para recuperación de viejos edificios fabriles deben ir dedicados a  llenarlos  de gente
 joven, proactiva, creativa, emprendedora, para que trabaje, interactúe, se comunique, en lugar de ocuparlos con gente pasiva que contempla, disfruta o, también, llora. Los poderes públicos de las áreas deprimidas como la nuestra están concernidos, por no decir obligados  a explotar esta idea de
desarrollo, a  generar las  condiciones para que la juventud pueda poner en marcha sus proyectos y
abrir una ventana de futuro entre tanto pasado. Verdaderamente, es la última frontera, el borde del precipicio. Más allá de este punto sólo hay caída y vacío

Desde aquí, recomendamos a las autoridades locales del Valle del Guadiato a visitar Embarcadero, a seguir su ejemplo  en futuras actuaciones sobre nuestro Patrimonio Industrial.


Panel informativo, a la entrada de uno de los almacenes de Embarcadero

Agradecemos al Departamento de Comunicación del Ayuntamiento de Cáceres y al personal de admisión de Embarcadero las facilidades que nos han dado para realizar fotografías, así como por la información facilitada para la elaboración de este humilde reportaje.

Lo hemos comentado en otras ocasiones: si no somos capaces de inventar, copiemos. Pero copiemos bien, es decir, de la gente que ha tenido éxito. Copiar no es malo. Malo es quedarse quieto.

Nosotros también podemos hacerlo.
Interior del a Fundición de Hierro y Bronce en el Cerco Industrial de Peñarroya

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