jueves, 5 de septiembre de 2013

NUESTROS FERROCARRILES EN LA GUERRA CIVIL IV

El ferrocarril en el frente
A partir de octubre de 1936 y durante 1937 tuvieron lugar numerosas acciones militares entre republicanos y nacionales, que habían establecido sus comandancias en Pozoblanco y Belmez respectivamente. Éstos recibían tropas y armas desde Córdoba, fletando para ello todos los trenes que fueran necesarios, por lo que la línea Belmez-Córdoba se convirtió en el objetivo prioritario de la guerrilla republicana, con continuas incursiones nocturnas desde Pozoblanco y Villanueva de Córdoba para realizar actos de sabotaje tanto en la carretera como en las vías del tren. La prensa republicana daba cuenta de ello y el 28 de febrero se podía leer en el ABC de Madrid (hay que recordar que este periódico tenía una edición republicana en Madrid y otra nacional en Sevilla) que “los facciosos han concentrado gran cantidad de material bélico en la línea de Peñarroya, Belmez y Espiel”.
En el ya referido libro de Francisco Moreno “La Guerra Civil en Córdoba” se recogen algunos de estos sabotajes, pudiéndose citar como más significativas las acciones del 11 de diciembre de 1936 en El Vacar, cortando carretera y ferrocarril, y otra en enero de 1937, con la voladura de un puente en la vía férrea. Hay constancia también de que en el mes de abril hubo varios muertos ocasionados por un ataque contra un tren que hacía el trayecto de Espiel a Peñarroya.
La actividad de la guerrilla republicana en ese tiempo fue tan intensa que llegó a conquistar la estación de El Vacar 12 de junio de 1937, interrumpiendo varios días las comunicaciones y el envío de tropas desde Córdoba hacia la cuenca minera. El ejército nacional daba partes mensuales de todos los actos de sabotaje cometidos contra la vía férrea de Belmez a Córdoba, convirtiéndose en una pesadilla para las guarniciones de El Vacar, Villaharta y Espiel, por lo que se ordenó la ocupación de Obejo a toda costa, por considerarlo “madriguera de rojos”, desde donde partían la mayoría de los ataques.

Pintada que aún puede verse en las ruinas de la estación de Cámaras Altas
Entretanto, la línea a Puertollano seguía cortada entre las estaciones de Belmez-Ermita y Villanueva del Duque, circulando regularmente trenes sólo entre Pozoblanco y Puertollano por un lado y desde Peñarroya a Fuente del Arco por el otro, aunque esporádicamente se utilizaron los tramos de Pozoblanco hasta el Soldado y de Peñarroya a Cámaras Altas.
En marzo de 1937, luchando por el control de la carretera de Belmez a Villanueva del Duque, fue utilizado el ferrocarril por la caballería de los dos ejércitos para el movimiento de tropas y refuerzos, sirviendo también las trincheras de la vía para la defensa de las posiciones. Como consecuencia de los combates el ejército republicano se apoderó de un tren que los nacionales habían llevado hasta El Soldado para suministrar víveres y munición a sus soldados.

Uno de los muchos nidos de ametralladora que quedan en la zona de Cámaras Altas
La intensidad de los combates en la zona llevó a las fuerzas republicanas a utilizar trenes blindados, preparando para ello la locomotora nº 22 con gruesas planchas de acero, y ametralladoras, haciendo circular delante de ella una batea con sacos de tierra y dos ametralladoras más. Con esta ayuda llegaron a controlar totalmente la estación de Peñas Blancas y se plantaron en el cerro de la Alcornosilla, desde el que dominaban la estación de Cámaras Altas.
Con el apoyo de un tren blindado, las tropas republicanas conquistaron el 4 de abril la estación y el pueblo de Valsequillo, que por su carácter de puerta de entrada a la cuenca minera desde el norte, estaba fuertemente preparada para su defensa. Al día siguiente tomaron La Granjuela y Los Blázquez, llegando a cortar la línea a Fuente del Arco en las proximidades de la estación de vía estrecha de La Coronada el día 9, dando cuenta de que “después de nuestras últimas conquistas, las fuerzas republicanas se encuentran a 12 y 10 kilómetros de Fuenteovejuna y Peñarroya, y de dos estaciones, Peñarroya y Belmez, que son las que faltan para que pase íntegro a nuestro poder el ramal ferroviario de Almorchón a Belmez”. No obstante, no pudieron reconquistar ninguna de estas tres poblaciones.
Sólo cuatro días después, guerrilleros republicanos llevaron a cabo el más espectacular acto de sabotaje contra esta línea, a cinco kilómetros de Granja de Torrehermosa, causando cuatro muertos y quince heridos de entre los viajeros de un tren.


Locomotora nº 22 después de su reparación tras la guerra. Foto F.J. Aute

Protegido por la artillería y la aviación republicana, el 21 de septiembre un tren blindado llegó desde Valsequillo hasta escasos metros de la estación de Peñarroya “vomitando metralla por sus dos costados contra las posiciones enemigas”. La crudeza del combate fue tal que en una sola jornada se lanzaron “más de seis mil proyectiles de todos los calibres” contra Belmez, Peñarroya y Pueblonuevo.  
Desde finales de septiembre de 1937 la situación fue de una calma tensa, con escarceos por parte de uno y otro bando, aunque sin mucha intensidad, tal como manifestaba el ejército republicano: “El enemigo no da señales de vida ni en Cabeza Mesada, ni en Peña Ladrones ni en Peñas Blancas. Nuestros jefes no quieren, por tanto, gastar municiones inútilmente”.
Por su parte, en el Informe del Servicio Militarizado de la S.M.M.P. de octubre de 1937 se indicaba que en el tramo controlado por los nacionales habían impactado hasta entonces 100 obuses de artillería, 10 bombas de aviación y sufrido 29 voladuras con explosivos, añadiendo que “Hemos de resaltar igualmente los servicios prestados con nuestro personal y material para el aprovisionamiento y municionamiento de las posiciones de extrema vanguardia en el sector de Cámaras Altas, y otros muchos servicios hechos en condiciones que por sus proximidades a los frentes pueden suponerse”.
En junio de 1938 cambiaron las tornas. Las fuerzas nacionales planearon el ataque a la comarca de La Serena con el fin de controlar en su totalidad el ferrocarril desde Córdoba a Almorchón, para cuya defensa el ejército republicano volvió a utilizar trenes blindados. Un primer ataque consiguió la toma de La Granjuela y Valsequillo y las sierras próximas, fortificadas por los republicanos con el fin de defender desde allí la línea férrea. La conquista además de Los Blazquez y Peraleda del Zaucejo permitió el 18 de junio la apertura de la línea desde Peñarroya hasta Valsequillo.

 Noticia aparecida en el diario "Azul".
Aunque se editaba en Córdoba, está fechada en Santander
La importancia de esta toma se entiende mejor con noticias como la que aparecía en el Diario de Córdoba del 24 de junio, en la que se daba cuenta de que, como trofeos de guerra, estaban expuestos en la plaza de las Tendillas de Córdoba “El Felipe” y “La Leona”, los dos cañones de grueso calibre arrebatados a los republicanos, con los que custodiaban la línea férrea y hostigaban a la población de Peñarroya. Con esta acción el ejército nacional volvía a defender las industrias de Peñarroya desde Valsequillo, por lo que, conocida la noticia y dando por hecho la protección de las minas y fábricas en la cuenca y que el final de la guerra no habría de estar muy lejano, las acciones de la S.M.M.P. en la bolsa de París subieron 40 francos en un solo día.


"El Felipe", tras ser arrebatado a los republicanos.
En el mes de septiembre hubo un nuevo ataque republicano, intentando conquistar Córdoba e interceptar el ferrocarril, preferentemente entre Villanueva del Rey y Alhondiguilla, así como reconquistar todas las posiciones perdidas en los cerros y peñas próximos a carreteras y vías férreas, tratando de cortar las comunicaciones con Peñarroya. El diario ABC de Sevilla así lo manifestaba el 4 de noviembre: “¡Seremos los dueños de las alturas y desde ellas cortaremos la carretera! ¡Bombardearemos Belmez, Pueblonuevo, Espiel, Peñarroya! - dijeron los marxistas”.
La contraofensiva republicana de enero de 1939, la última gran batalla de la Guerra Civil, de la que ya se habló en el apartado dedicado a los éxodos de la población, fue el penúltimo episodio de la guerra en nuestra comarca. Entre el 5 de enero y el 4 de febrero entraron en acción más de 160.000 combatientes de ambos bandos. El trasiego de trenes militares con destino al frente de guerra, establecido en Valsequillo, llegó a ser tal que el 14 de enero se produjo un choque de trenes entre las estaciones de Belmez y Villanueva del Rey con un balance de once muertos y 24 heridos.
El último capítulo de la guerra vino después. Fue el de los muchos trenes repletos de miles de prisioneros republicanos que, partiendo de los campos de concentración establecidos en las ruinas de Valsequillo, La Granjuela y Los Blázquez los fueron desperdigando por cárceles y campos de trabajo de toda España.
 Valsequillo en ruinas, una vez acabada la guerra




The railway at the front
From October of 1936 and during 1937 large military actions took place between Republicans and Nationalists, who had established their command headquarters in Pozoblanco and Belmez respectively. Republicans received troops and weapons from the Belmez-Córdoba line, which was the priority objective of the Republican guerrilla band, with continuous night attacks from Pozoblanco and Villanueva de Córdoba to commit  sabotage  either on the road or on the tracks. The Republican press informed of that and on 28th February in the ABC newspaper  (which had a Republican edition in Madrid and another national in Sevilla) it could be read in the Madrid edition that: “ the rebels have assembled a large  quantity of war supplies on the line of Peñarroya, Belmez and Espiel”.

In Francisco Moreno’s already referred book “La guerra civil en Córdoba” some of the sabotages are collected. The most meaningful actions happened on 11th December 1936 in El Vacar, cutting the road and the railway and another in January of 1937, with the blasting of a bridge on the railway track. There is also evidence that in April there were various deaths caused by an attack on a train between Espiel and Peñarroya.

The activity of Republican guerrilla at that time was so intense that they  even took El Vacar station on 12th June 1937 which caused  a cut off  in connections and  the sending of troops from Córdoba to the mining area. The National Army sent monthly dispatches of the sabotages done to the railway track from Belmez to Córdoba. This became a nightmare for the garrisons of El Vacar, Villaharta and Espiel, so the occupation of Obejo was ordered at all costs because it was considered “hole of reds”, where most attacks came from.


Meanwhile, the Puertollano line continued to be cut bewteen the stations of Belmez-Ermita and Villanueva del Duque. The trains ran regularly only between Pozoblanco and Puertollano and from Peñarroya to Fuente del Arco, although the stretches of railroad were used from Pozoblanco to “el Soldado” and from Peñarroya to Cámaras Altas.

In March of 1937, the fight for the control of the road from Belmez to Villanueva del Duque went on. The railway was used by the cavalry of both armies for the movement of troops and reinforcements, the trenches of the lane along the way were used for the defense of the positions. As a consequence of the combats, the Republican army took control of a train that the Nationalists had carried to El Soldado to supply provisions and ammunition for their soldiers.


Due to the intensity of the combats in the area the Republican forces used armoured trains. The locomotive number 22 was prepared with thick steel sheets and machine guns and made run in front of it a tray with sacks of soil and two machines guns more. With this help they reached the Peñas Blancas station  and positioned themselves  Alcomosilla hill, where they were able to to get total control of Cámaras Altas station.

With the support of an armoured train, on 4th April the Republican troops took the station and the village of Valsequillo, which was strongly prepared for the defense because it was considered to be the door to the mining area from the north. The next day La Granjuela and Los Blázquez were taken and on 9th they  cut the line to Fuente del Arco near the narrow gauge La Coronada station. “After our last conquests, the Republican Forces are 12 and 10 kilometres from Fuenteovejuna and Peñarroya and from Peñarroya and Belmez stations which are needed to entirely control  the branch line from Almorchón to Belmez”. But neither of these three villages could be retaken.
Only four days later, the Republican guerrillas carried out the most spectacular sabotage against the line, five kilometers from Granja de Torrehermosa, which caused  the death of four  people and injured 15 among the passengers of the train.


On 21st September an armoured train, which was protected by the Republican artillery and air force, arrived from Valsequillo a few metres away from Peñarroya station “throwing up grapeshot from both sides against the enemy positions”. The combat was so harsh that in only one day “more than 6.000 ammunitions of all calibre” were launched against Belmez, Peñarroya and Pueblonuevo.

From late September 1937 the situation was of a forced  calm, with scuffles on both sides although they were not very strong as the Republican army reported: “the enemy didn’t show signs of life in Cabeza Mesada, in Peña Ladornes or in Peñas Blancas. Our bosses don’t want to spend ammunition needlessly”.

In the report of the Militarized Service of the S.M.M.P in October of 1937 it was said that in the controlled stretches by the Nationalists 100 shells and 10 aviation bombs had collided until that moment and they had suffered 29 bombings with explosives, adding that “We have to emphasise equally the given services with our staff and material for supplies and ammunition of the position of extreme vanguard in Cámaras Altas sector and a lot of others services made in difficult conditions due to the proximity to the fronts”

In June of 1938  the tables turned. The National forces planned the attack to La Serena region with the intention of totally controlling the railway  from Córdoba to Almorchón for whose defense the Republican army again used  armoured trains. A first attack  took La Granjuela, Valsequillo and the close mountains fortified by the Republicans to defend the train line from there. The conquest of Los Blazquez and Peraleda del Zaucejo also put into service the line from Peñarroya to Valsequillo.


The importance of this occupation  is better understood with news like that published in Diario de Córdoba on 24th June where it was said that “El Felipe” and “La Leona”, two cannons of thick caliber, grabbed from  the Republicans, were exhibited in Las Tendillas square in Córdoba. These cannons had been used to watch over the railway and harass the villagers of Peñarroya. With this action the National Army again defended  the factories in Peñarroya from Valsequillo . And as this `piece of news was known and the protection of the mines and factories were granted  in the area and the end of the war wasn’t far, the shares of the S.M.M.P in the stock market of Paris increased 40 francs in only one day.


In September there was a new Republican attack, trying to take Córdoba and to intercept the railway, mainly between Villanueva del Rey and Alhondiguilla, as well as to retake the lost positions in the hills and crags near roads and railways, trying to cut the communications with Peñarroya. The ABC newspaper from Sevilla reported on 4th November: “We will be the owners of the heights and from there we will cut off the road! We will bomb Belmez, Pueblonuevo, Espiel, Peñarroya! Said the Marxists”

The Republican counter-offensive in January of 1939, the last great battle in the Civil War, which was explained in the section dedicated to the exodus of the population, was the penultimate chapter of the war in our area. Between 5th January and 4th February 160.000 combatants of both sides went into action. The traffic of military trains to the front, which was established in Valsequillo, was so significant that on 14th January a train crash happened between the stations of Belmez and Villanueva del Rey, with the outcome of 11 dead and 24 injured.

In the last chapter of the war there were a lot of trains full of thousands of Republican prisoners, who left the concentration camps set up in the ruins of Valsequillo, La Granjuela and Los Blázquez. The prisoners were dispersed to prisons and forced-labour camps throughout whole Spain.

Translation by Silvia Alonso Blanco
 

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