"A las 8 horas y precedidas de una masa de 40 tanques (modelo T-26B soviético) comienza la progresión de las divisiones 47 y 6; la 47 se desliza por la vaguada norte de la sierra Patuda y media hora después incomunica la cota 620, cuyas posiciones han quedado totalmente deshechas (...) Entran en fuego seguidamente la 70 División del XXIII Cuerpo, como más tarde lo haría a las 10. Se ha capturado una batería, inutilizada previamente por sus sirvientes, y hechos unos 150 prisioneros.
En cambio, la 6ª División de la Agrupación Toral no puede romper la línea enemiga en el Collado del Contrabandista hasta la una de la tarde, cuando el profundo avance de la 47 hace que aquel paso quede totalmente desbordado. Pero roto el dique, tanques e infantes penetran por la brecha, alcanzando algunas avanzadillas de las estribaciones de Sierra Trapera.
Sierra Trapera |
En el XXII Cuerpo, las tres Divisiones llevan a cabo por la tarde un espectacular avance general, precedido de tanques y escuadrones. La 70 División que ha ocupado el peñón de Montenegro y la loma de El Gamonal, lo hace con la de los Perules, llegando a la base de la Sierra del Perú; la División 10, a campo traviesa, alcanza las estribaciones de la Sierra Noria, y la 47, por San Cayetano, corta el ferrocarril de Almorchón y se extiende por las afueras de Valsequilllo"...
"Batalla de Peñarroya". 5 de Enero. Ofensiva republicana. El final de la Guerra Civil. Servicio Histórico Militar. Monografías de la Guerra de España nº 17. Autor: Coronel de Artillería José Manuel Martínez Bande. Editorial San Martín S.L. 1985.
Desde los primeros meses de la Guerra Civil Española el ejército Republicano se mostró incapaz de mantener la inciativa en el campo de batalla merced a la mejor preparación táctica del ejército nacionalista (los mandos más capaces se pusieron del lado de los rebeldes) y su superioridad tecnológica (la Alemania Nazi y la Italia fascista sostuvieron la sublevación con medios materiales, económicos y humanos). Con este panorama, la única alternativa plausible para el Gobierno constitucional fue contraatacar en aquellos puntos más débiles y alejados del esfuerzo principal del ejército franquista con el objetivo de obligarles a desviar efectivos y, por lo tanto, frenar su avance.
Diseñadas por el más capacitado General republicano, Vicente Rojo, estas maniobras de diversión lejos de ser un paso hacia la victoria final, repondían a la necesidad política de alargar la contienda, bien para lograr un armisticio con los sublevados, bien para conseguir una intevención internacional de las democracias y naciones libres del planeta fruto de una más que probable conflagración mundial (la segunda), que se estaba cocinando a fuego lento desde principios de los años 30.
El extracto que exponemos líneas arriba pertenece al plan P (por Peñarroya) del General Rojo. La "Batalla de Peñarroya" o "de Valsequillo" (5 de Enero-2 de Febrero de 1939), como también se la conoce, está considerada la última de la Guerra Civil Española y representa el postrero intento de la República para ayudar a la defensa de Cataluña y, por tanto mantener encendida la llama de la esperanza.
Debido a la proximidad de los campos de batalla, las poblaciones limítrofes con el Frente de Peñarroya, fueron abandonadas por sus habitantes en busca de lugares más seguros al amparo de familiares (Peñarroya-Pueblonuevo, por ejemplo, perdió 2/3 de su población). Los más valientes (o inconscientes, según se mire), los que se quedaron, tuvieron que convivir con la certidumbre de una urgente evacuación por una contraofensiva o, como en Madrid o Guernica, bajo la amenaza de los bombardeos tanto artilleros como aéreos. Nuestra última guerra doméstica es trístemente famosa, entre otras razones, por ser la primera en la que se pusieron en práctica los bombardeos de población civil.
En tales circunstancias "meteorológicas" empezó a ser habitual la proliferación de refugios antiaéreos, algunos construidos ex profeso, otros improvisados en los sótanos de casas y edificios públicos, como las estaciones de tren, entre la que destacamos la de Valsequillo.
Hoy, 80 años no han sido suficientes para borrar los restos arqueológicos de aquel disparate. No hablemos de los personales y emocionales. La Guerra Civil, testaruda, se resiste a marcharse de esta tierra no se si con con el ánimo, quizá, de recordarnos la fragilidad de un sistema democrático que tanto esfuerzo a costado conquistar. Todavía resuenan en los veranos de la Sierra Trapera y alrededores las detonaciones de los obuses que, por efecto de las altas temperaturas continuan incendiando los inermes campos de cereal. La estación de Valsequillo y su refugio antiaéreo, que tantas vidas ayudó a salvar, permenecen ahí, de pie, luchando contra la ley de la gravedad, desafiando a los implacables enemigos de la historia: el paso del tiempo y el olvido.
Ahí están, como en la canción de Víctor Manuel y Ana Belén, solos, desamparados, combatiendo con el valor de siempre en su última cruzada, esta vez no contra proyectiles soviéticos, alemanes o italianos sino contra la amnesia y el abandono de todos.
Al igual que un soldado recibe una medalla por su valor demostrado en el campo de batalla, la estación de Valsequilllo merecería ser condecorada con una rehabilitación integral, además de por su inigualable belleza, como justo pago por proteger la vida de tantos de nuestros antepasados durante la etapa más oscura de nuestra historia reciente.
Dicen que la justicia siempre llega tarde. Ya es tarde. Es tiempo, por tanto, de hacer justicia...
UN GRAN BLOG MI FELICITACIÓN RUBÉN
ResponderEliminarGracias Álvaro. Es nuestro deber conocer la cultura del ferrocarril en la zona, una de las más prolíficas de España. Así y solo así será pobsible defender una idea tan bonita como la de una vía verde en el Guadiato.
ResponderEliminarTe invito a que sigas colaborando en el blog y, si te aapetece, formes partes de la futura asociación "La maquinilla". Un saludo.
Estas haciendo una gran labor.
ResponderEliminarSabes que tienes NUESTRO apoyo.
Supongo que será bueno saber que os han publicado la foto aquí:
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/photo.php?fbid=509065839166157&set=a.474847809254627.1073741828.474692455936829&type=1&theater
Hola, estaría interesado en conocer si hay algún dato sobre ese refugio dentro de la estación, o si es posible verlo "in situ".
ResponderEliminarEstoy agrupando en un blog las huellas materiales que aún quedan de la guerra en nuestra provincia.
El blog es http://vestigiosdelaguerracordoba.blogspot.com.es/
Estaría interesado en ponerme en contacto con vosotros, mi correo es "vestigiosguerra@gmail.com"
Gracias por anticipado y enhorabuena por el trabajo que estáis haciendo.
Hola, siento decirte que el refugio de su interior está cegado. El motivo de esta entrada era, precisamente, tratar de transmitir a los ciudadanos y autoridades de este municipio el valor de éste y otros muchos vestigios de este periodo que atesoran. Desgraciadamente, poco se ha hecho hasta la fecha sobre este particular. No obstante, en el Valle del Guadiato si existen numerosos elementos en buenas condiciones y que pueden visitarse. Gracias por tus afectuosas palabras y mucho ánimo para ti también por tu labor de visibilización de estos restos, una labor tan necesaria como poco reconocida en estos días, todavía.
ResponderEliminarGracias Rubén, tengo conocimiento de algunos de ellos, y los voy visitando poco a poco, descubriendo cada día más huellas de nuestro pasado más triste. Saludos.
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