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jueves, 8 de septiembre de 2022

LA POLICÍA LOCAL DE PEÑARROYA-PUEBLONUEVO RECUPERA UN FAROL DE LA ESTACIÓN DE BELMEZ DE 1930

 


La creación del CIVV  ha supuesto muchos beneficios para la zona (mejora del turismo, aumento del interés sobre la historia del ferrocarril en la comarca, prestigio, incremento del patrimonio ferroviario, etc.). Uno de los más importantes, quizá, ha sido el de punto de donación  de material histórico de nuestros ferrocarriles.

Así, en los últimos 11 meses desde que fue fundado el centro  hemos contabilizado la recuperación de 5 importantes elementos de alto valor etnográfico y patrimonial para la comarca:   botones de FEVE,  un farol de la estación de Garganta, tirafondos o abrazaderas de vía estrecha. Estos  objetos paulatinamente están convirtiendo el  museo del CIVV en un referente de la arqueología industrial local y, por supuesto, de los pueblos conectados por la antigua línea de vía estrecha desde Puertollano hasta Fuente del Arco.

Este nuevo hábito adquirido demuestra que la población de nuestra tierra (quisiéramos hacer constar  que aquellos que donan no son amigos nuestros, sino personas anónimas y vecinos de nuestros pueblos) va adquiriendo conciencia de la importancia de su pasado ferroviario y de la necesidad  de conservarlo.

Sobre este particular, también queremos reseñar que la  Policía Local de Peñarroya-Pueblonuevo se encuentra de nuestro lado en materia patrimonial. Hace unas semanas se pusieron en contacto con nosotros para explicarnos que habían descubierto junto a un contenedor de basura lo que parecía ser un “artilugio ferroviario antiguo” y que quería que lo valorásemos. Tras varios días el agente que lo recuperó, Rafael Alcántara, nos hizo entrega del objeto para su análisis. Rápidamente compartimos el hallazgo con el experto en ferrocarriles históricos Rubén Morón arrojar algo de luz sobre la pieza. 



El estudio demostró  que se trataba de un farol de parada absoluta  de la tristemente desaparecida Estación de Belmez y  perteneciente a la extinta Compañía de Ferrocarriles Andaluces. Traducido al idioma que todos podamos entender, se trata de una señal luminosa que indicaba al maquinista la obligatoriedad de  detener el tren cuando circulaba por vía muerta, es decir, una vía que estaban cerrada para el tráfico, o bien porque iba en sentido contrario a la marcha en el momento en que  esta se encontraba abierta al tráfico. Recordamos a nuestros lectores que la vía Belmez-Córdoba era (y es) vía única, por lo que los sistemas de señalización  lumínica eran fundamentales junto a las señales mecánicas, para evitar accidentes y desgracias en aquellos tiempos en los que no existía el GPS ni los modernos sistemas coordinación de trenes. 

En las fotografías se aprecia la placa de RENFE como dueña del farol. El especialista Rubén Morón lo atribuye a que la compañía nacional de ferrocarriles, creada en 1941, reutilizó este farol durante muchos años dada la precariedad  de nuestras líneas en la dura posguerra española. Sería  la llegada  de la electricidad a las estaciones Españolas  la que jubilaría definitivamente este artefacto que hoy es pieza de museo.

Esta noticia  lógicamente podría interpretarse en el sentido opuesto, entendiendo que si la Policía Local encontró el farol en un contenedor  fue debido a que  alguien lo abandonó, todo lo cual no deja de demostrar que aún  hay mucho ignorante  suelto y vivo entre nosotros. Sin embargo, preferimos quedarnos con la versión, también real, de que en Peñarroya-Pueblonuevo hay cuerpos de seguridad  que protegen nuestro Patrimonio Industrial siempre que tienen ocasión.

Desde este medio de comunicación queremos agradecer a la Policía Local de Peñarroya-Pueblonuevo y, es especial al agente Rafael Alcántara este noble gesto  de recuperación de nuestro patrimonio ferroviario, un gesto que debe servir de inspiración para que otros ciudadanos, con placa o  sin ella, continúen  reconstruyendo la historia industrial de nuestros municipios.

Una vez más y aprovechando esta ocasión  volvemos a recordadles  la importancia de donar el material histórico encontrado o heredado a instituciones oficiales que velan por su custodia y conservación. Es la única garantía de  que este tenga alguna oportunidad de sobrevivir  en el tiempo tras nuestro paso fugaz por este amado mundo para las nuevas generaciones. Los museos caseros construidos con muchos mimo a mayor gloria nuestra más tarde o más temprano se convierten en  trasteros sin valor para muchos de nuestros hijos, nietos y sobrinos. Historias como estas lo demuestran. Se aprecia que este objeto en su momento tuvo un valor para algún curioso  (y egoísta) aficionado a los trenes de la zona. En unas décadas y tras la desaparición del ¿dueño? el farol ya no valía para el siguiente habitante de su casa. De lo contrario no lo hubiera tirado a un contenedor. Por favor, seamos responsables.


 

Nota informativa: el farol protagonista de la noticia se encuentra actualmente en fase de restauración y podrá ser contemplado en el CIVV a la finalización de este proceso.


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